El ciclismo ha evolucionado mucho en los últimos años. A día de hoy, las velocidades que se manejan en competición son mucho más elevadas, no ya respecto al siglo pasado, sino a las de las décadas de los 00 y 10.
Correr en la década de 2020 es un ejercicio completamente distinto al de épocas anteriores. La obsesión por el rendimiento y por cada pequeño detalle es enorme.
Guillaume Martin lo expresa con claridad, afirmando que, en algunos casos, él mismo asciende tan rápido como
Lance Armstrong en sus años de victorias (arrebatadas por dopaje) en el Tour de Francia.
“Es cierto que, cuando tengo encuentros en la biblioteca, por ejemplo, la cuestión del dopaje surge menos a menudo. El hecho es que tampoco hay muchas pruebas que lo avalen”, dijo Martin en una entrevista con AFP.
“Puede haber sospechas, pero ¿en qué pueden basarse? Las prestaciones son indudablemente impresionantes. Pero también hay muchos factores que contribuyen a la profesionalización del deporte y que podrían explicarlas. Evito recrearme demasiado porque estaría razonando en el vacío, sin pruebas reales”.
Para empezar, los cambios en aerodinámica han sido muy drásticos en los últimos 20 años. Ahora se
suben los puertos del Tour de Francia con monos y bicicletas aero, mientras que hace dos décadas apenas era un factor para los escaladores. Además, la nutrición se ha revolucionado en los últimos años y los métodos de entrenamiento son cada vez más evolucionados y específicos para los esfuerzos de carrera.
“Yo mismo veo tiempos de ascensión en los que voy tan rápido como Armstrong”, admite Martin, un corredor que
fue dos veces Top 10 en el Tour. “Esto demuestra claramente que, siendo más profesional y dominando todos los aspectos del rendimiento, aún se puede alcanzar un nivel muy alto”.
Guillaume Martin compara su velocidad con la de la era de Lance Armstrong. @Sirotti
“Por supuesto, hay un mundo de diferencia entre mí y quienes dominan el Tour. Pero no puedo permitirme juzgar o acusar. Tampoco quiero parecer amargado. Un corredor de la división Nacional 1, el máximo nivel amateur, se entrena como yo, y aun así hay un mundo de diferencia entre su nivel y el mío".
"No quiero que me acuse de dopaje solo porque soy más fuerte. Quizá los corredores de delante sean naturalmente más fuertes. A lo largo de la historia del deporte, siempre ha habido algunos que estaban un peldaño por encima. Hay que aceptarlo”.
¿Rendimiento o sensaciones?
Martin es conocido por su estilo combativo y su condición de escalador puro con una forma de correr muy popular. Pero entiende que, si quiere seguir logrando resultados y mantenerse cerca de la élite, debe tomarse en serio todos los aspectos del deporte y no dejar ningún detalle sin revisar.
“A veces quiero distanciarme de este enfoque extremadamente científico de la gestión del rendimiento y centrarme más en el disfrute que en el control”, admite, aludiendo a la exigencia extrema. “A la vez, me parece interesante. Sigue siendo una forma de conocer mejor tu cuerpo, todas las herramientas a nuestro alcance y a toda la gente competente que nos rodea. Aquí, cada noche tenemos reuniones sobre material, nutrición, etc., y aprendo algo nuevo cada día. Me alimenta intelectualmente”.
Así lo ha hecho hasta ahora y, en 2025, encadenó victorias en la Classic Grand Besançon y el Tour du Jura, fue 10.º en el muy disputado Critérium du Dauphiné, pero en el Tour de Francia no pudo lograr un resultado significativo. “El objetivo sigue siendo el mismo: cruzar la meta primero. Pero, más allá de eso, el cambio es impresionante”.
“Hay una enorme cantidad de pruebas de todo tipo sobre el material y el cuerpo, lo que hace que el rendimiento esté cada vez más regido por la ciencia y cometamos cada vez menos errores. Como resultado, cada corredor logra exprimir al máximo su fisiología. Y así, el nivel general del pelotón es mucho más alto. Con ciclistas que, además, acceden al profesionalismo a edades cada vez más tempranas. Lo que inevitablemente plantea cuestiones”.
Pero Martin lanza una seria advertencia a los jóvenes, cada vez más presentes en el pelotón actual. La exigencia que implica rendir al máximo nivel solo es sostenible durante muchos años para muy pocos, y si no encuentran equilibrio pronto en su carrera mientras buscan su mejor versión, el camino puede cortarse de golpe.
“Los jóvenes pueden compararse entre sí, y para quienes tienen trayectorias diferentes o no rinden bien de inmediato, puede ser difícil de llevar”, dice. “También está el hecho de que eso inevitablemente les lleva a dejar antes los estudios. Verse sometidos a tanta presión a una edad tan temprana puede acarrear riesgos psicológicos. A pesar de ello, todos los equipos se centran en ese nicho para seguir siendo competitivos. ¿Y si hay algunos que no dan la talla?”
En cuanto a los peligros del deporte, el corredor de 32 años cree que no se está haciendo lo suficiente y que ahora es claramente más peligroso. Lo vivió recientemente, al abandonar La Vuelta en la etapa 2 por una caída que le provocó una fractura vertebral. “Es más peligroso en la medida en que objetivamente se va más rápido. Y como los ciclistas hacen menos carreras, hay más en juego en cada una, más presión y una lucha más feroz por la posición en el pelotón”.
“Lo sorprendente es que no ha habido avances significativos en seguridad en los últimos diez años, aunque desde luego hay cosas que podrían considerarse, como los airbags. Si fueran obligatorios, se volverían tan habituales como los cascos”, concluyó.