"Es una hora de lucha con uno mismo": Thibau Nys, tras imponerse de forma brillante en el Koppenbergcross

En el Koppenberg, donde su padre Sven construyó una parte esencial de la mitología del ciclocross, Thibau Nys está escribiendo su propio capítulo. A sus 22 años, el joven belga volvió a dominar el empedrado embarrado para conquistar su segundo triunfo en el Koppenbergcross, un escenario cargado de significado familiar en el que el apellido no actúa como sombra, sino como impulso. Allí donde muchos verían un peso histórico, él ha decidido convertirlo en trampolín.

Aunque la carrera transmitió sensación de aplastante autoridad, la realidad fue más áspera desde dentro. “Quizá pareció fácil, pero sufrí mucho”, confesó tras la meta, subrayando el esfuerzo invisible que exige una hora de lucha constante con uno mismo sobre un terreno cruel e impredecible. El control nunca fue relajación y la concentración absoluta se volvió ley, porque en días así un descuido vale una derrota.

El campeón británico Cameron Mason fue el único capaz de aferrarse a su rueda, manteniendo una distancia incómodamente cercana hasta que una caída en las vueltas finales apagó su empuje. Con la lluvia, el barro y los adoquines como jueces, Nys optó por la potencia pura en los repechos que definen la prueba, imponiendo su ritmo con una serenidad que desmentía la dureza interior.

El triunfo sitúa a Thibau junto a Lars van der Haar y Mario De Clercq con dos victorias en esta carrera icónica. Muy lejos aún de las nueve de su padre, pero lo suficientemente firme como para recordarle al mundo que la dinastía Nys no es un relato del pasado, sino un presente palpitante que sigue tomando forma en la colina más legendaria del ciclocross.

La mirada del joven prodigio ya se dirige al Campeonato de Europa en Middelkerke, donde defenderá el maillot de campeón continental. Entre la ambición y la lucidez, Nys reconoció lo que debe afinar: “Probablemente debería pasar mucho tiempo en la arena; mis habilidades ahí no son tan buenas”, bromeó, consciente de que ni su estado de forma ni su apellido garantizan nada en un deporte donde cada curva es trampa y cada terreno exige un oficio distinto.

Si esta victoria fue un mensaje, lo fue sin estridencias: autoridad tranquila, temple frío y un apellido que ahora vibra en presente. A medida que el ciclocross entra en sus semanas decisivas, Thibau Nys no solo demuestra que puede sostener el peso del legado, sino que empieza a moldearlo a su medida. La colina más despiadada del calendario ha hablado, y su voz parece señalar que el heredero no solo está preparado para reinar: ya ha empezado.