La rivalidad de
Wout van Aert y
Mathieu van der Poel marca a una generación del ciclismo. En la carretera y fuera de ella, ambos han luchado durante años casi al mismo nivel. Al final de su temporada, el corredor del
Jumbo-Visma echa la vista atrás a lo que fue una temporada desigual.
"Evidentemente, no es mi mejor temporada, pero tampoco es mala ni mucho menos. Es mediocre. Tal vez sea normal que por una vez las cosas no hayan ido siempre de lo más destacado a lo más destacado y que haya un año entre medias en el que las cosas se ponen un poco más difíciles", dijo van Aert a Het Laatste Nieuws. "Hubo algunos segundos puestos que puedo aceptar, pero también hubo momentos en los que podría haber sido diferente. La París-Roubaix también podría haber sido diferente sin un pinchazo. Si sumas todo eso, podría haber tenido un año completamente diferente, y una sensación completamente diferente".
Fue otro año de enorme calidad y regularidad para el corredor del Jumbo-Visma, aunque le faltaron las grandes victorias. En otras ocasiones, como en la París-Roubaix, la mala suerte le apartó de la lucha por la victoria justo cuando estaba a punto de ganar. Hoy tiene una última oportunidad de conseguir una gran victoria en el Mundial de Gravel.
También ha probado el papel de líder en el Tour de Gran Bretaña, ayudando a Olav Kooij a conseguir varias victorias. Según él, la calidad del equipo le ayuda a quitarse presión de encima: "Esto es más bien un alivio. Cuando aún era corredor a tiempo completo, empecé a cansarme cada vez más de que todo girara siempre en torno a mí. También en la carretera la presión recaía siempre sobre mí en aquellos primeros años. Pero hay tanta calidad en este equipo que muchos corredor pueden ganar: es una forma mucho más divertida de hacer este deporte".
Algunas de esas derrotas tuvieron a Mathieu van der Poel en su origen. No sólo en carretera, sino que en febrero ambos se enfrentaron en el Mundial de ciclocross a un nivel muy alto y fue derrotado en un esprint uno contra uno. "Odio perder contra Mathieu, pero no le detesto como persona. Quizá nos hayamos hecho mejores el uno al otro", afirma.
"Entendemos que tenemos que aceptar la presencia del otro y que es bueno para el deporte y para nosotros mismos. Esto sigue siendo una rivalidad en la que no nos comunicamos como amigos. Para ambos es un objetivo vencer al otro y ser mejor que el otro. Para eso se necesita ese sentido de la competición. Pero si hay que discutir algo, no hay problema en hablar con él en el pelotón".