Vicente Belda fue en su momento uno de los directores deportivos más respetados del ciclismo internacional dirigiendo a un equipo Kelme que hizo historia a principios de siglo. Sin embargo, todo se torció para él cuando se vio salpicado en dos asuntos relacionados con el doping que acabaron con su carrera: los artículos de Jesús Manzano y la Operación Puerto.
El valenciano acaba de publicar su autobiografía, 'Vicente Belda. La escalada de mi vida', en la que intenta aprobar su inocencia con respecto a los casos de dopaje que acabaron con su Kelme, además de repasar su carrera como ciclista y hablar del descubrimiento de ciclistas colombianos como Nairo Quintana y Miguel Ángel López.
En una extensa entrevista con Nacho Labarga en Marca, Vicente explica al detalle su punto de vista sobre el caso Jesús Manzano, un exciclista que fue despedido por Kelme a finales de 2003 y que en marzo de 2004 reveló en el diario AS el sistema de dopaje que seguía la escuadra valenciana con su por entonces médico, Eufemiano Fuentes, a la cabeza.
Manzano habló en aquellas entrevistas de tranfusiones sanguíneas, EPO, HGC Lepori o Andriol. También del lugar donde los análisis se realizaban, esa famosa habitación 101 del Hotel Aida de Torrejón de Ardoz.
Vicente Belda cuenta cómo se enteró de lo de Jesús Manzano. Dice que el ciclista primero había intentado dar la información en Marca, y de ahí se enteró antes de que sucediera en AS:
"La verdad es que es un mazazo porque tampoco le dan la oportunidad a la otra parte. Yo me acuerdo que fue en marzo de 2004 cuando aparece todo ese serial, que lo vendió Manzano por dinero. Llamé a Manzano para ver qué pasaba, y me dijo que nos íbamos a ir a la ruina, que ya lo tenía todo apalabrado y arreglado".
Explica que se puso en contacto con las autoridades pertinentes para demostrar que eran inocentes y que no había dopaje en el equipo:
"Yo lo primero que hice, para que la gente lo sepa, fue poner a disposición de las autoridades a todos los ciclistas del equipo, para que hiciesen cualquier tipo de análisis y viesen que nosotros estábamos corriendo con las condiciones que debíamos correr. No vinieron, siguieron pasando los controles normales y el equipo no bajó en rendimiento".
Argumenta que tras la denuncia los resultados de Kelme en 2004 siguieron siendo buenos, algo que, según él, probaría su inocencia: "Lo primero que podían pensar es que si habíamos cortado el grifo, ya no íbamos a ganar carreras, pero fue al revés porque seguíamos ganando más carreras. Eso nunca se ha tenido en cuenta".
Como explicamos antes, Manzano fue despedido de Kelme a finales de 2003. Curiosa la explicación de Belda del suceso, en la que deja entrever incluso que podría encontrarse con una amante en su habitación:
"Por la noche, la doctora nos dice que hay algo raro. No sé qué pasa, no abre la puerta. Por la tarde, la novia y un amigo vienen preguntando que dónde estaba Jesús. O sea, fue un día muy turbulento y muy raro. Cerca de las 11 de la noche subimos el manager y yo a la habitación, nos abrió la puerta y nos encontramos a una señorita que no era su pareja. Decidimos que al día siguiente no iba a correr, que es lo lógico, y él dijo que no le importaba, que lo que quería era irse de Kelme".
Sobre por qué denunció, Belda cree que por "revancha". También habla de una extraña caja de medicamentos:
"Yo creo que por revancha o por lo que sea se le ocurrió toda la historia que luego publicaron. Yo te lo digo de verdad, nunca he visto a un ciclista con una caja de medicamentos como las que él mostró".
Hay que decir que Manzano denunció los hechos, pero no se llegó a abrir una investigación formal al respecto (hay que tener en cuenta que el dopaje no era delito en la legislación española vigente). Sin embargo, en el sumario de la posterior Operación Puerto se da credibilidad a lo contado por Manzano en sus artículos en AS.
Así, en 2006 la Operación Puerto supuso el final de Vicente Belda como director deportivo. Se trató de una operación que pretendía desarticular una red de dopaje que estaba liderada por el doctor Eufemiano Fuentes y en la que no sólo había ciclistas (también futbolistas, tenistas y atletas). Sin embargo, el sumario sólo acabó incluyendo a ciclistas. Vicente Belda cree que se trató de una campaña política (el Kelme estaba patrocinado por la Comunitat Valenciana, liderada por el PP en aquellos tiempos).
Así recuerda en Marca el exdirector deportivo lo sucedido:
"A mí cuando me ve una persona o hablamos me relaciona por dos cosas, o por los éxitos que he conseguido o por la Operación Puerto. Lo primero que les viene es la Operación Puerto. Yo creo que mucha gente siempre se ha preguntado por qué unos pocos estuvieron en la Operación Puerto y no otros. Para mí fue un juicio muy político".
Belda no endiente por qué algunos sí estaban en el sumario y otros no. Por qué él y Manolo Saiz acabaron siendo los más afectados:
"¿Qué se cocía detrás detrás de todo? ¿Por qué yo no aparezco en el sumario y otros que aparecen en el sumario no van como imputados? ¿Por qué hay unos ciclistas que trabajaban con Eufemiano cuando estaban en otros equipos y se los atribuyen a Manolo Saiz? Ofrecimos las muestras de sangre de los 22 ciclistas tomadas en un laboratorio, acreditado por la UCI y ante notario. Mandamos unas muestras de ADN a la Federación y otras al Consejo Superior de Deportes para que las analicen. La Federación nos devuelve las muestras, y el CSD... ¿Tú sabes algo? Yo tampoco ¿Qué otros ciclistas ofrecieron el ADN? Ninguno".
Y da su teoría con el tema político de fondo:
"Lo único que hay son las carpetas de trabajo del preparador Ignacio Labarta, que obviamente las tiene. ¿Por qué? ¿Fue porque éramos de la parte política contraria, del PP de la Comunidad Valenciana? ¿O porque necesitaban nombres sonoros? ¿Por qué otros que eran políticamente de izquierdas o amigos no están? Esa es la pregunta del millón".
Sobre Manolo Saiz, director de la ONCE y que también vio como su carrera se acabó con la Operación Puerto, tiene claro por qué fueron contra él:
"Con lo de Manolo lo tengo más o menos claro, porque era la oposición de los grandes organizadores. Manolo fue capaz de quitarle los coches al Tour de Francia y que los equipos fuesen con sus propios coches. Manolo fue capaz de que los bidones no fuesen de Coca-Cola, sino que los bidones fuesen los nuestros. Y Manolo quería el reparto de los derechos de televisión que cobraban los grandes organizadores. Eso a los grandes organizadores les molestaba y querían quitarse a Manolo de encima y seguir como están siguiendo. O sea, que los equipos no cobren derechos de televisión. Digamos que era la mosca cojonera que molestaba".