A pesar de que sigue siendo el mejor del mundo en ciclocross, donde va camino de convertirse en el más grande de la historia,
Mathieu van der Poel también domina la carretera, especialmente las clásicas de primavera. El neerlandés ha demostrado tener un cardio brutal para aguantar carreras larguísimas y dominarlas a su antojo. No solamente lo padecen sus rivales, sino que también lo sufren en los entrenos.
En una entrevista con
WielerRevue, uno de los compañeros de equipo de Van der Poel,
Silvan Dillier, explica cómo la brutalidad de las sesiones de entrenamiento del
Alpecin-Deceuninck no se parece a nada que haya visto antes en su etapa de más de una década en el pelotón World Tour. "Van der Poel es, sin lugar a dudas, el mejor corredor con el que he estado en el equipo", afirma calurosamente Dillier, antiguo compañero de equipo de corredores de la talla de Greg Van Avermaet y Thor Hushovd. "Es una inspiración para todos en nuestro equipo".
Ahora que lleva cuatro temporadas en el Alpecin-Deceuninck, Dillier ha visto cómo ha cambiado el equipo a lo largo de los años. "Cuando entré en el equipo, era casi todos los días", se ríe sobre las brutales sesiones de entrenamiento. Nos hemos vuelto un poco más tranquilos y entrenamos un poco más estructurados, pero de vez en cuando no podemos contenernos y el entrenamiento explota como puede ocurrir en una carrera. Sí, ayuda que Mathieu también haya cambiado un poco, porque él es sin duda el combustible del fuego cuando se convierte en una carrera. Si tiene ganas de jugar, no importa lo que haya en el programa ese día. Si quiere correr en un día tranquilo, entonces es una carrera".
Como se ha visto notablemente a lo largo de los años, esto también funciona bien para Van der Poel. "El ataque con el que decidió la París-Roubaix... Es precioso de ver. Para nosotros también", recuerda Dillier, señalando cómo incluso en los entrenamientos, los compañeros de Van der Poel luchan a veces por seguir las ruedas. "Diría que he sido capaz de llevarle al límite, pero por supuesto no voy a matarme a pedales en una sesión de entrenamiento cuando todavía hay todo un campo de entrenamiento esperando. Siempre llegamos a un punto en el que pensamos: ya es suficiente".