Tom Dumoulin ha dejado una huella imborrable en el mundo del ciclismo como uno de los mejores corredores holandeses de los últimos años. Conquistando grandes vueltas y campeonatos mundiales, Dumoulin se destacó como un corredor excepcionalmente talentoso, pero también como un deportista marcado por incidentes que han definido su carrera de manera única.
Uno de estos incidentes, que ha resonado profundamente en la mente de Dumoulin, ocurrió durante la Vuelta a España, cuando una caída brutal lo dejó al borde de la muerte y lo marcó de por vida. En una entrevista con el programa Renze de RTL, Dumoulin revivió el angustiante momento: "En una Vuelta anterior sufrí una caída muy fea allí. De camino a Andorra nos encontramos con la subida, o en realidad la bajada donde me caí muy fuerte".
Dumoulin, entonces con apenas 21 años y compitiendo en su primera Gran Vuelta con el equipo Argos-Shimano (que más tarde se convertiría en Team Sunweb), experimentó el horror de una lesión grave que le dejó con un profundo temor. "Me golpeé contra el quitamiedos siendo un profesional de primer año, con veinte años, y me desgarré el estómago. Me caí por encima del quitamiedos y volví a subir. Entonces me puse rojo y se me abrió el estómago. Y todavía me cuesta un poco, me doy cuenta", recordó.
El incidente dejó una marca indeleble en la psique de Dumoulin, quien admitió haber luchado con el miedo durante el resto de su carrera. "Ese momento me impresionó mucho. Porque pensé que iba a morir allí. Así que sí... He tenido miedo toda mi carrera después de aquello. Siempre he tenido miedo en los descensos", confesó Dumoulin. A pesar de sus éxitos en el deporte, el trauma persistió, y Dumoulin nunca logró superar completamente sus temores.
La lesión en el estómago, un recordatorio constante de la fragilidad de la vida, sigue siendo una preocupación para Dumoulin, quien se retiró del ciclismo profesional en 2022. "Todavía tengo un gran 'tajo' en el estómago, pero entonces tuve mucha suerte", reflexionó. "Tenía el estómago abierto y salió mucha sangre, pero fue cuestión de grapar. Tuve mucha suerte de que no me dieran nada internamente. Pero me sentí muy solo cuando estuve allí. Todavía me cuesta ver las caídas, y también espero que mi hijo no se haga ciclista".
A pesar de los desafíos y las adversidades, Dumoulin dejó una marca indeleble en el mundo del ciclismo, recordándonos que incluso los más grandes campeones pueden enfrentarse a momentos de vulnerabilidad y miedo. Su valentía al compartir su historia sirve como un recordatorio poderoso de la fortaleza humana y la capacidad de sobreponerse a las dificultades, incluso cuando el camino parece oscuro y desalentador.