Primoz Roglic pondrá a prueba su forma esta tarde en el Gran Sasso d'Italia, una de las ascensiones más largas del
Giro de Italia, un reto inusual que puede crear diferencias. El líder del
Jumbo-Visma cree que los kilómetros finales de la 7ª etapa llevarán a los corredores al límite.
"De momento todo va bien. Por supuesto, es la primera etapa de montaña y veremos cómo se sienten las piernas cuando se suba", dijo el esloveno antes de la salida esta mañana en Capua. "Probablemente iremos a tope al final e intento estar entre los mejores allí".
En la subida final, los corredores ascenderán un total de 1.800 metros, y la llegada en la cima de Campo Imperatore estará a más de 2.100 metros de altitud. Será la primera vez que los corredores de la general vayan a por todas en una ascensión este Giro, ya que en la etapa 4 a Colle Molella los aspirantes a la propia general escondieron sus cartas en la aproximación a la línea.
Sin embargo, Roglic está dispuesto a ir sobre seguro y es poco probable que asuma grandes riesgos antes de la ascensión final, ya que explica que uno de los principales objetivos de la etapa de hoy es calibrar su estado de forma y el de sus rivales: "Si puedes ganar, sería perfecto. Pero la competencia es fuerte y primero tengo que ver cómo me siento en este primer final cuesta arriba."
Tiene 44 segundos de desventaja sobre Remco Evenepoel, algo que podría crecer en dos días si el Campeón del Mundo recupera sus mejores piernas a tiempo para la contrarreloj. "Después de hoy sabremos más, pero de momento Remco es el más rápido si nos fijamos en la clasificación", afirma, sin mostrar tampoco presión por recuperar ese tiempo todavía.