Las numerosas caídas masivas en el mundo del ciclismo ha llevado a la
UCI a tomar medidas para tratar de reducirlas lo máximo posible. Hasta el punto de pensar en sanciones para los corredores temerarios que las provoquen, implantando un sistema de tarjetas amarillas. Se llevará a cabo a partir del próximo 1 de agosto, con un periodo de prueba para comprobar su validez y relevancia. Acumular cartulinas podría conllevar a ser eliminados, o incluso ser suspendido un tiempo sin competir.
"Es una buena idea", se alegró
el consultor de Eurosport Jacky Durand. "Así, un corredor como Nicolo Parisini, retirado de la carrera tras la primera etapa de las Boucles de la Mayenne tras haber provocado involuntariamente una caída colectiva durante el sprint, sólo habría recibido una simple advertencia.
Veintiún incidentes de carrera, que podrían preocupar tanto a los pilotos como a los directores de equipo o a los periodistas especializados en motos, han sido identificados como potencialmente merecedores de una tarjeta amarilla. Y las sanciones caerán rápidamente: la segunda amonestación durante la misma etapa o carrera de un día será sinónimo de exclusión, y de siete días de suspensión. "Habrá un pequeño shock para cada corredor cuando sepa que tiene una tarjeta amarilla", predijo Jacky Durand. "Pero no hay soluciones milagrosas para la seguridad".
"Siempre serán los mismos corredores los que estarán en el punto de mira. En una carrera de tres semanas, un sprinter podría tener rápidamente dos tarjetas amarillas. Pero incluso con estas nuevas disposiciones, siempre habrá caídas", recuerda Durand.
Los corredores y otros participantes no serán notificados directamente de la advertencia, sino sólo en el informe de carrera. "Estas tarjetas amarillas no existirán físicamente", especifica el comunicado de prensa de la UCI. Por lo tanto, tendremos que esperar un poco más para ver a un hombre de negro en una moto agitando una tarjeta amarilla a Tim Merlier y Jasper Philipsen después de un sprint intermedio. Y es casi una pena.