Patrick Lefevere, jefe durante muchos años del
Soudal Quick-Step, desea poner fin a su carrera profesional en los próximos años. A sus 68, poco a poco va delegando sus funciones.
"Necesito dormir más y pensar más en mi salud. Me cuido lo mejor que puedo, pero temo que me pasen la factura de mi vida libertina. ¿Dónde me veo dentro de 10 años? Por desgracia, sólo hay dos opciones: en el cementerio o en una residencia de ancianos", dice Lefevere en conversación con De Tijd tras el anuncio de la llegada de Jurgen Foré como Director General. "No creo que pueda vivir solo para entonces. Mi mujer es 11 años más joven. No quiero cargar a ella ni a los niños con los cuidados. Por supuesto, seguiré viendo la carrera, pero aplazada, para poder analizar todos nuestros errores".
Tras la Vuelta a España de este año, el Soudal Quick-Step formó parte de lo que habría sido una de las mayores historias de la historia del ciclismo: una fusión con el Jumbo-Visma. Aunque finalmente no se produjo, Lefevere no descarta la posibilidad de llegar a un acuerdo de este tipo en el futuro.
"Mi obsesión es encontrar el futuro del equipo sin mí. Sería una pena que de repente se parara", explica. "Ya he vivido algunas fusiones. Una se vino abajo hace poco porque los accionistas querían actuar demasiado rápido, aunque no descarto que siga ocurriendo".
Dada la inmensa longevidad de su carrera en el ciclismo, Lefevere también ha visto muchos cambios a lo largo de los años, aunque no todos han sido positivos. Un ejemplo de cambio que no le gusta especialmente es la actitud de los ciclistas modernos.
"Como Director General estoy más lejos de mis corredores de lo que me gustaría. Mi despacho está en la primera planta, muchos de ellos ni siquiera se atreven a subir", explica. "Es una pena. Peor aún es cuando no quieren hablar contigo 'porque sus jefes no les dejan'. Me parece terrible", lamenta Lefevere.