El esperado debut de Tadej Pogacar en la París-Roubaix se confirmó ayer oficialmente, marcando un nuevo y audaz capítulo en la ya legendaria trayectoria del campeón del mundo. Su presencia en el Infierno del Norte lo convertirá en el primer ganador vigente del Tour de Francia que participa en la prueba desde Greg LeMond en 1991.
Bernard Hinault, el célebre francés que conquistó las tres Grandes Vueltas y múltiples Monumentos, se muestra especialmente satisfecho de que la estrella eslovena afronte el desafío de Roubaix.
"Lo hice en su momento porque vestía el maillot arcoíris y quería honrarlo. ¿Y quién es ahora el campeón del mundo?", comentó Hinault en una entrevista a Le Parisien. "Si se convence de que puede ganar Roubaix, lo logrará".
La carrera es conocida por su imprevisibilidad, con caídas y problemas mecánicos que a menudo determinan el desenlace. Hinault lo sabe bien, pero no se inquieta por el riesgo. "Una caída puede ocurrir en cualquier momento. ¿Y quién me dice que se va a caer? Al final, es Pogacar quien decide. Si quiere correr Roubaix, que lo haga".
El pentacampeón del Tour de Francia reconoce en Pogacar un espíritu afín. "Es el que más se parece a mí y a Eddy Merckx", afirmó. "Ataca en subida y en llano. Corre Grandes Vueltas y Clásicas. Por eso se le admira: es un ciclista ofensivo que se lanza y espera a ver qué sucede".
Hinault también elogió su enfoque, que contrasta con la mentalidad más conservadora de otros corredores. "En su día me llamaron viejo loco por decir que también se puede ganar atacando desde lejos", recordó. "Y que era más espectacular. Pogacar lo demuestra ahora. Para él, el ciclismo es un juego con el que disfruta. Para otros es más un trabajo, analizan demasiado. No sigue consejos ajenos y, si quiere tener Roubaix en su palmarés, debe ir a por ello".