Esta mañana ha tenido lugar una reunión de los ciclistas que están participando en la
Vuelta a España según hemos podido saber vía Marca y AS. Reunidos los representantes de las 23 escuadras de la carrera tras los incidentes provocados por las manifestaciones pro-Palestina en los últimos días en principio han decidido continuar hasta Madrid, aunque todo sujeto a que no se produzcan más altercados, por lo que si vieran en riesgo su integridad física pararían la prueba.
Así, han denunciado que durante la etapa de ayer les tiraron a la cara chinchetas a la cara en la parte final de la etapa. "Nos tiraron chinchetas, nos dan con los palos de la bandera, no queremos tomar más riesgos".
En estos momentos lo que se sabe es que la UCI no piensa parar la carrera y que La Vuelta, como dijo ayer Javier Guillén, va a intentar llegar hasta Madrid, aunque a día de hoy, visto lo visto, garantizar la seguridad totalmente parece que es algo complicado de asegurar con certeza absoluta.
Los representantes de la Asociación de Ciclistas (CPA) en la Vuelta son Simone Petilli (Intermarché), Iván García Cortina (Movistar) y Marc Soler (UAE). Han filtrado como decimos a
Marca y
AS que ellos van a intentar seguir hasta el final, pero con un mínimo de seguridad.
Para muchos, la situación está llegando a un punto de ebullición sin final a la vista, como explicaba Jack Haig esta mañana.
"Decidimos que si había un incidente, intentaríamos neutralizar la carrera y ya está, porque al final correr hasta una línea de meta indefinida no es realmente un deporte limpio", declaró Jack Haig, del Bahrain Victorious, a
Cyclingnews.
Daniel Friebe, en la Vuelta, ha argumentado esta mañana que gran parte del deseo de neutralizar la carrera en caso de que se produzca otra protesta y corte de carretera se debe a que "no tienen ganas de correr por llegadas improvisadas como la de ayer".
Esto ya ocurrió en Bilbao en la etapa 11, y de nuevo tuvo lugar en la llegada en alto al Castro de Herville. El éxito de estas protestas -en lo que se refiere a perturbar la carrera- es probable que desencadene más de ellas, y las llegadas en alto están especialmente en peligro, ya que es más difícil controlar a los miles de personas que hacen el viaje para ver a los ciclistas.
Protestas en la salida de la etapa 15 de La Vuelta. @Imago
"Desgraciadamente, nos vemos atrapados en medio de algo que quizá ni siquiera nos afecta realmente y en estos momentos somos una especie de peones en una partida de ajedrez muy grande que, por desgracia, nos está afectando", explica Haig.
Uno de los mejores aspectos del ciclismo es la proximidad y el contacto con el público en las carreteras. En esta Vuelta, esa proximidad se está convirtiendo en un arma, y Haig admite que él - y muy probablemente muchos de sus colegas - no se sienten seguros en medio de la creciente consternación y las acciones agresivas contra los corredores.
"Ayer empezó a ser un poco incómodo porque hubo algunos actos para quizás intentar dañar deliberadamente a los corredores cortando árboles, poniendo las mochilas de pulgares en el suelo para encender fuegos deliberadamente. Ahora empieza a ser un poco incómodo".
Hasta el momento, sólo se ha producido un incidente importante contra el equipo, que fue un bloqueo de la carretera en la contrarreloj por equipos. Todos los demás han implicado a corredores y personal de otros equipos que no tienen nada que ver. En Valladolid hay serias dudas sobre la posibilidad de celebrar la contrarreloj este jueves.
"Creo que a todo el mundo le gustaría llegar a Madrid, pero necesitamos que se haga de una forma justa en la que los corredores estén seguros", concluye el australiano.