Ser ciclista implica una vida dura, especialmente por el poco tiempo que se puede compartir con los seres queridos. Por eso, no es raro que los ciclistas profesionales encuentren consuelo en otros que viven lo mismo. Tal vez la pareja más conocida del pelotón sea la formada por
Tadej Pogacar y
Urska Zigart, quien habló sobre su relación en vísperas del inicio del
Tour de Francia Femmes. La corredora del AG Insurance - Soudal Team compartió su perspectiva en una entrevista con De Telegraaf.
"No siempre es fácil vernos, porque los dos llevamos una vida muy ajetreada. Especialmente a principios de año, a veces fue realmente duro. Curiosamente, caer enferma justo antes de la Vuelta a España fue una bendición, porque eso nos permitió a Tadej y a mí pasar diez días juntos", explicó Zigart. "No voy a negar que a veces es difícil, pero todas las parejas tienen que hacer sacrificios para poder verse. Nosotros también. Cuando dejemos de competir dentro de unos años, podremos recuperar todo el tiempo que ahora no tenemos".
Ambos eslovenos viven juntos en Mónaco, pero lo cierto es que la apretada agenda de Zigart —cada vez más exigente a medida que progresa en su carrera— y los numerosos compromisos de Pogacar, entre carreras y concentraciones, hacen que apenas dispongan de unos pocos días sueltos a lo largo del año para estar juntos. Esta temporada, Zigart viajó al Tour durante la etapa 16, cuyo final estaba cerca de casa, pero tuvo serias dificultades para alcanzar la cima del Mont Ventoux, ya que la policía no le permitió el paso.
"La gente cree que tengo un trato especial, pero no es así. La policía francesa no tiene ni idea de quién soy, y me criticaron mucho cuando subí el Mont Ventoux en bici. Y no quiero fingir que soy 'la novia de Tadej'. Les dije que también soy ciclista profesional, pero no me creyeron. Cómo llegué a la cima es una historia para contar en mi libro", comenta entre risas. Detalla que un soigneur del UAE se perdió y no pudo acompañarla, por lo que tuvo que caminar un largo trecho entre las rocas y la multitud hasta encontrar al personal del equipo, que finalmente la llevó arriba.
"No vengo de una familia ciclista. Empecé en este deporte a los 17 años y, dos años después, conocí a Tadej. ¿Cómo me ha ayudado a crecer como ciclista? Cree en mí y comparte sus experiencias. Sabe lo que puedo hacer y me anima a confiar en mí misma", explica Zigart. "Cuando las cosas no me salen bien, él siempre es el primero en recordarme que la vida no siempre va como uno espera, pero que nunca se sabe qué pasará al día siguiente".
Zigart busca su leoncito como Pogacar.
Las ambiciones de Zigart
A pesar de llevar varios años juntos, la pareja aún no se ha casado y no tienen una fecha fijada. "No, y si la tuviéramos, no te lo diría, jaja. Es complicado planificar con nuestras agendas. Si todo se calma un poco y encontramos el momento adecuado, será un día muy especial. Pero, sinceramente, hace años que sentimos que ya estamos casados".
Zigart, por su parte, llega al Tour con una creciente responsabilidad. Tras un gran resultado en el Giro Donne, donde entró en el Top 10, afronta la salida en Bretaña con ambiciones personales y, al mismo tiempo, la posibilidad de trabajar para su compañera Sarah Gigante, quien brilló en la montaña y fue tercera en la general. Gigante podría convertirse en una de las principales rivales de Demi Vollering en esta edición.
"Ahora que existe también un Tour femenino, todas soñamos con correrlo, vestir el maillot amarillo y ganar una etapa. Si se presenta la oportunidad, me encantaría vestir ese maillot, aunque fuera solo por un día", admite. "Sé bien lo que significa gracias a Tadej y a mi experiencia a su lado. Ganar el Tour como él sería un sueño, aunque muy difícil de alcanzar. Quizá el año que viene logre un buen resultado. El recorrido incluirá muchas etapas de montaña duras, y ese es mi terreno".