Mario Cipollini, uno de los mejores esprinters de la historia del ciclismo, se recupera favorablemente después de la intervención a la que fue sometido por problemas cardíacos. El ex ciclista italiano confirmó que todo ha salido bien, transmitiendo tranquilidad a sus seguidores tras una jornada que él mismo describió como especialmente exigente.
"Estoy un poco agotado, ha sido una jornada realmente complicada. Todavía no soy capaz de contaros lo que ha sucedido, pero quería tranquilizaros: todo ha salido bien, aunque con algunas variaciones en el recorrido. No se afloja ni un milímetro",
afirmó Cipollini en un vídeo publicado en su cuenta de Instagram, donde aparece todavía visiblemente cansado tras la operación realizada en el hospital de Torrette de Ancona.
Un día antes, el excorredor ya había explicado que se encontraba hospitalizado debido a episodios irregulares detectados por un dispositivo de control cardíaco que le implantaron en una intervención previa.
"Por desgracia tengo algunos problemas, mi corazón sigue dando un poco de guerra. El año pasado me sometí a una operación en la que me insertaron un loop. Tengo un pequeño registrador con el que, mediante el teléfono móvil y una aplicación, aquí en Ancona monitorizan toda mi situación cardiaca y la frecuencia. Este registrador ha indicado que algo, por desgracia, no ha funcionado bien en este periodo. Me han llamado la atención diciendo que tendrían que intentar, con unas sondas, reestimular algunas situaciones para darse cuenta de si se desencadena algo perjudicial. También se podría hablar de un desfibrilador subcutáneo. Estoy en manos de personas muy preparadas", explicó entonces.
El increíble palmarés de Cipollini
A lo largo de su extensa carrera, Mario Cipollini acumuló un palmarés excepcional que lo consolidó como uno de los mejores velocistas de la historia. Destacan sus 42 triunfos de etapa en el Giro de Italia, logrados entre 1989 y 2003, junto a sus 12 victorias en el Tour de Francia y otras 12 en el Tour de Romandía. También sumó 11 etapas en la Volta a Catalunya y 8 en París-Niza, además de conquistar tres veces la clasificación por puntos del Giro, un reflejo de su enorme regularidad en las llegadas masivas.
Mario Cipollini y el treno del Saeco dominaron las volatas de los noventa.
Su éxito no se limitó a las rondas por etapas, ya que brilló igualmente en las clásicas y en las grandes citas de un día. Fue campeón del mundo en ruta en 2002, año en el que también
logró la prestigiosa Milán-San Remo y su tercer triunfo en la Gante-Wevelgem, carrera que ya había ganado en 1992 y 1993. A esto añadió victorias en la
Vuelta a España, en la Scheldeprijs y en el Tirreno-Adriatico, completando un currículum que lo sitúa entre los velocistas más dominantes de la historia con 163 triunfos en su carrera.