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Milán-San Remo ya no es una carrera para los velocistas, sino para los especialistas en clásicas y los "puncheurs". Cada año es más dura, y
Mark Cavendish ha confirmado que no tomará la salida en primer lugar;
"La Milán-San Remo siempre será una carrera especial para mí, pero esta temporada también tengo un trabajo que hacer. La corrí el año pasado, ha cambiado como carrera a lo que era antes, cuando la gané", dijo a Cyclingnews en Tirreno-Adriatico.
Cavendish ganó La Classicissima en 2009, hace este año 15 años. Alrededor de ese año surgieron otros ganadores como Mario Cippolini, Matthew Goss y Geral Ciolek, corredores que tenían en el sprint su principal arma. Desde 2017, sin embargo, ni una sola edición ha sido ganada por un velocista, y cada año la acción parece arrancar antes y con más fuerza, ya que los especialistas en clásicas están cada vez más decididos a marcar la diferencia en las pequeñas subidas. Cavendish no tiene piernas para ello.
El año pasado volvió al monumento italiano, pero terminó en el puesto 150 al no poder seguir al pelotón cuesta arriba; lo mismo cabría esperar este año si volviera. "El deporte es lo que es. Siempre veo las grandes carreras de un día y la veré con mi hijo Casper, le encantan las clásicas, así que seguirá siendo un día especial para mí", concluyó. El equipo kazajo confiará en hombres como Christian Scaroni para rendir allí, mientras Cavendish se centra en las clásicas llanas como la Clásica Brujas - De Panne y Scheldeprijs.