Mads Pedersen consiguió dar la campanada venciendo a
Mathieu van der Poel en la Gante-Wevelgem, la única derrota del neerlandés en esta temporada de clásicas adoquinadas. Sin embargo, el corredor del
Lidl-Trek se ha quedado lejos de poder sorprenderlo en la
París-Roubaix. A pesar de ello, el danés ha conseguido terminar en el tercer escalón del podio.
"Mathieu van der Poel ha sido hoy muchísimo mejor que el resto de nosotros", admite Pedersen en su entrevista posterior a la carrera, tras haber llegado al final junto a Jasper Philipsen y Nils Politt en la batalla por el segundo y el tercer puesto, a tres minutos del campeón del mundo y dominador del día. "Acabar en el podio es casi una victoria".
Aunque Pedersen se mantuvo siempre en cabeza, justo antes del momento clave del ataque ganador de Van der Poel a 60 km de meta, el danés sufrió un inoportuno pinchazo al salir del sector de adoquines del bosque de Arenberg.
"Por supuesto que un pinchazo es molesto en esta carrera, así que tuve que gastar unas cuantas balas para remontar, pero por otro lado, si miras toda la carrera, el pinchazo llegó en un buen momento", valora. "Conseguimos remontar, Vacek estaba ahí para recortar distancias, así que sí, son cosas que pasan. Es casi imposible no pinchar en esta carrera, así que estoy contento de haber podido remontar y subir al podio."
"Tuve que pasar a mis compañeros de equipo persiguiendo y ellos hicieron un trabajo increíble", concluye el líder del Lidl-Trek. "Otros equipos tenían números y fue un poco difícil cubrirlo todo, pero al final, creo que me las arreglé bien".