A lo largo de su carrera,
Romain Bardet ha experimentado una evolución notable en el ciclismo profesional. Desde sus inicios en 2012 como un joven buscando su lugar en el pelotón, hasta convertirse en un ciclista consolidado con 10 victorias, dos podios en Grandes Vueltas y cuatro etapas ganadas, Bardet ha sido testigo de los cambios rápidos y profundos en el deporte.
Recordando sus primeros años en el AG2R La Mondiale, Bardet reflexiona sobre un panorama competitivo que percibía como más equitativo y accesible. En una entrevista extensa con CyclingWeekly, compara aquel Tour de Francia de 2014 con la situación actual, señalando que antaño parecía más alcanzable ascender al podio con talento y compromiso, incluso en equipos más pequeños. Sin embargo, hoy observa una tendencia preocupante hacia la dominación de unos pocos equipos poderosos en los resultados finales de las carreras más importantes.
La consolidación de "superequipos" como el Visma-LAB y el UAE Team Emirates, según Bardet, ha cambiado la dinámica del ciclismo profesional. Estos equipos, respaldados por enormes presupuestos, pueden permitirse reunir a múltiples líderes de equipo, relegando a corredores con potencial de liderazgo a roles secundarios a cambio de incentivos financieros adicionales. Para Bardet, esto no solo reduce la competencia, sino que también limita las oportunidades para otros equipos y corredores menos financiados.
La propuesta de Bardet para abordar esta disparidad es clara: un tope salarial en el ciclismo profesional, similar al sistema adoptado en el rugby francés. Argumenta que un tope salarial podría nivelar el campo de juego, distribuyendo de manera más equitativa a los mejores corredores entre los equipos del WorldTour. Esta medida, según él, no solo fomentaría una mayor competencia deportiva, sino que también haría que el deporte fuera financieramente más sostenible y accesible para una variedad más amplia de patrocinadores y equipos.
Además del tope salarial, Bardet aboga por reducir el tamaño de los equipos en las Grandes Vueltas y otras carreras importantes. Propone limitar los equipos a seis corredores en carreras normales y siete en Grandes Vueltas, con un máximo total de 20-25 corredores por equipo. Su argumento es que equipos más pequeños podrían fomentar una competencia más abierta y menos predecible, haciendo que sea más difícil para un solo equipo controlar completamente el curso de la carrera.
En resumen, la visión de Bardet para el futuro del ciclismo profesional es clara y ambiciosa: busca restaurar la igualdad competitiva y la accesibilidad en el deporte mediante medidas concretas como un tope salarial y la reducción del tamaño de los equipos. Estas propuestas no solo apuntan a mejorar la competitividad deportiva, sino también a fortalecer la estructura financiera y operativa del ciclismo mundial, asegurando un futuro más sostenible y dinámico para el deporte que tanto ama