Este domingo, la
Amstel Gold Race 2025 promete ser uno de los platos fuertes de la temporada ciclista. Con
Tadej Pogacar,
Remco Evenepoel y Wout van Aert a la cabeza de un pelotón de lujo, la clásica neerlandesa se perfila como una cita ineludible del calendario de las Ardenas.
La edición de este año presenta un recorrido exigente, con más de 250 kilómetros y 34 ascensos, incluyendo el emblemático Cauberg, que vuelve a aparecer en el tramo final de la carrera por primera vez desde 2016. La decisión marca un punto de inflexión en la evolución reciente de la prueba. “Fue una decisión conjunta”, explicó
Tomas Van Den Spiegel, director general de
Flanders Classics, en declaraciones a
Sporza. “Tenemos una generación que corre de forma distinta a la de hace diez años”, añadió, en alusión a la naturaleza más agresiva y temprana de las ofensivas actuales en carrera.
Durante años, el Cauberg fue sinónimo de desenlace dramático, pero también de una cierta previsibilidad, con muchos corredores esperando a la última subida para lanzar su ataque. Eso llevó a los organizadores a excluirlo de la vuelta final hace casi una década. Sin embargo, el ciclismo ha cambiado. “La generación actual no espera”, señala Van Den Spiegel. “Las últimas semanas lo han dejado claro: los ataques llegan de lejos, con valentía y ambición. Y eso encaja perfectamente con lo que representa el Cauberg”.
Más allá del impacto táctico, la subida tiene un peso simbólico y emocional innegable: “El Cauberg es el epicentro de la Amstel. Ahí se congregan miles de aficionados. Sería una pena no aprovecharlo si creemos que puede enriquecer el espectáculo”.
El regreso del Cauberg también marca el inicio de una nueva etapa para la prueba bajo la dirección de Flanders Classics, la misma organización detrás de monumentos como el Tour de Flandes. Su enfoque, sin embargo, es medido: quieren evolucionar la carrera sin romper con su esencia. “Queremos ver primero qué funciona bien y cómo podemos sumar valor con nuestra experiencia”, explicó Van Den Spiegel. “Hay margen de mejora, pero no hace falta correr. El evento ya es fantástico y queremos construir sobre la extraordinaria historia que Leo van Vliet ha forjado en los últimos 30 años”.
El objetivo a medio plazo es claro: mejorar paso a paso, sin comprometer el alma de la carrera ni el reconocimiento del paisaje limburgués. Y, sobre todo, mantener a la Amstel como una piedra angular del ciclismo en Países Bajos. “La Amstel Gold Race debe seguir siendo el motor del ciclismo neerlandés”, concluyó Van Den Spiegel. “Ya hay más de 15.000 personas participando en el recorrido del sábado. Nos sentimos felices y honrados de poder contribuir a este legado”.