Jhonatan Narváez explica cómo se convirtió en un especialista en clásicas: "Las rutas de mi pueblo eran empinadas y con curvas, hacía frío..."

Jhonatan Narváez llegó a Europa con la idea de convertirse en un escalador de alto nivel, pero al final se encontró hecho para las clásicas adoquinadas, algo inédito para una región que dio al mundo del ciclismo algunos de los mejores corredores de general de la última década.

"Me ha ido bien en algunas clásicas, es verdad, pero a todo el mundo le suele ir bien", dijo a ciclismo internacional con cierta modestia. "Me gustan, no te voy a mentir, quería ser escalador y ganar en carreras como Catalunya o País Vasco. Pero luego me di cuenta de que era ahí -en las carreras de un día- donde podía demostrar mi valía y eso me influyó", prosigue.

"Desde pequeño, en mi pueblo la geografía era similar a las clásicas de pavé. Las rutas en mi pueblo eran empinadas y curvas, hacía frío... y en Bélgica encontré algo parecido", explicó. "Además, me gusta mucho la adrenalina y en esas carreras hay mucha", añadió.

A sus 26 años, al ecuatoriano se le acaba el contrato en 2024 y eso entrará en juego a la hora de competir. Porque además, esto es un trabajo y Narváez quiere asegurar su futuro. "Siento más presión, pero también pienso que si ganas firmas un buen contrato. La idea es hacerlo bien para el día de mañana, ser viejo, estar bien", aventuró.