Jasper Philipsen destacó como el velocista estrella en el
Tour de Francia del año pasado, logrando cuatro triunfos de etapa y asegurándose el maillot verde. Uno de sus momentos más memorables fue en Burdeos, donde el ciclista belga reveló en Vrede op Aarde que incluso su equipo,
Alpecin-Deceuninck, a veces encontraba difícil seguir el vertiginoso ritmo del rápido sprinter.
El 7 de julio, Jasper Philipsen ganó la 7ª etapa del Tour de Francia del año pasado tras una dura batalla con Mark Cavendish. Para el verde Philipsen, ese éxito en Burdeos fue su tercera victoria de etapa en ese punto.
Loca euforia, por supuesto, y Philipsen se detuvo en el autobús del equipo Alpecin-Deceuninck inmediatamente después de la llegada.
"Puse mi bicicleta contra el autobús del equipo y entré", describió Philipsen. "Grité: '¡Hemos ganado, sí! Pero fue como un funeral en el autobús. Allí estaban en su televisor, a 3 kilómetros de la meta. Me miraron: '¿Qué? Salí fuera. Allí fue más divertido", concluye la anécdota.