El
Mundial de Kigali 2025 arrancó este domingo con una contrarreloj élite masculina para la historia. Remco Evenepoel se hizo con su tercer título de campeón del mundo consecutivo, y doblando a un Tadej Pogacar en la carretera que se quedó sin medalla. Mientras tanto,
Thymen Arensman cerró una actuación notable para Países Bajos.
El ciclista de INEOS Grenadiers realizó la contrarreloj en un tiempo de 53,25, que le sirvió para finalizar dentro de los 10 primeros, en 9ª posición.
Thymen Arensman fue el único neerlandés en la rampa de salida de la contrarreloj masculina de élite del Mundial Kigali, y consiguió un respetable noveno puesto en circunstancias difíciles. El corredor de 25 años admitió que su preparación no había sido ni mucho menos ideal, pero con el caos de una caída, la enfermedad y las celebraciones de la retirada de Geraint Thomas, se conformó con el Top 10.
La preparación del corredor de 25 años se desbarató después de un verano que ya le había dejado fatigado tras el éxito en el Tour de Francia y un ajetreado circuito de critériums. Una fuerte caída en el Tour de Gran Bretaña le provocó un desgarro en el glúteo y contusiones en la cadera, y un resfriado en los días previos a los Mundiales no hizo sino aumentar los contratiempos.
Aún así, Arensman no iba a perderse la despedida de Thomas: "Era la última carrera de Geraint y tenía muchas ganas de estar allí",
dijo en conversación con In de Leiderstrui tras la carrera en Ruanda.
"¿La fiesta de después? Digamos que fue una despedida galesa. Lo que pasa en Cardiff, se queda en Cardiff. Para mí, sin embargo, dejé el freno de mano echado: me acosté a medianoche para asegurarme de que todavía me quedaba algo en el depósito para correr aquí".
"Hoy he corrido por sensaciones, y puedo estar satisfecho", añadió.
Remco Evenepoel se proclamó campeón del mundo por tercera vez
Arensman, consciente de sus limitaciones
"Para un esfuerzo de 50 minutos, estaba entre 50 y 60 vatios por debajo de lo normal. Ya en el reconocimiento sentí que iba a ser así. Pero hice todo lo que pude y rodé al límite que tenía hoy".
El resultado fue un noveno puesto tras poco más de 50 minutos al límite.
La atención se centra ahora en la carrera en ruta del domingo, donde la altitud de la capital ruandesa -similar a la del hogar andorrano de Arensman, a 1.500 metros- podría desempeñar un papel decisivo. "La altitud es la altitud, pero aquí el aire es más sucio que en las montañas de Andorra. Pero claro, eso es igual para todos".
En cuanto a la dinámica de la carrera, Arensman espera que la paciencia sea la consigna. "Si entras en números rojos una vez, lo pagarás muy caro. Creo que puede ser un Mundial bastante conservador, porque aquí apenas se puede rodar por encima del umbral. Ya veremos, quizá eso me convenga", concluyó.