A pesar de un palmarés que incluye cuatro Tours de Francia, múltiples monumentos y el maillot arcoíris,
Tadej Pogacar sigue mostrando una imagen cercana y sencilla. Sin embargo, para medir la magnitud de su popularidad basta con haber estado en Komenda, Eslovenia, el pasado fin de semana.
“Fue irreal”, recordó
Matteo Trentin en declaraciones a
Bici.Pro, uno de los ocho corredores invitados al Critérium Tadej Pogacar. “No hablé mucho con él, no porque evitara a nadie, sino porque estuvo rodeado todo el tiempo. Habrá firmado cientos de miles de autógrafos y posado para innumerables selfies. Eso es ciclismo: ¿en qué otro deporte puedes estar tan cerca de tus ídolos, gratis?”.
La séptima edición del evento, aplazada de junio al mes de agosto debido al calendario del Tour, se convirtió en una auténtica celebración. Sirvió para rendir homenaje a la cuarta conquista de Pogacar en la Grande Boucle y a su primera con el maillot de campeón del mundo, transformando a Komenda en un escaparate internacional del ciclismo.
El formato del critérium mezcló desarrollo juvenil y espectáculo de élite, con pruebas desde categorías sub-15 y sub-17 hasta la élite femenina y, como plato fuerte, la carrera masculina al atardecer. El recorrido, de un kilómetro, atravesaba las calles estrechas del pueblo, bordeaba la iglesia local y terminaba en un repecho que endureció las últimas vueltas.
Una participación de lujo
Junto al anfitrión se alinearon figuras de renombre como Matej Mohoric, Luka Mezgec y Matevz Govekar, además de compañeros de equipo como Tim Wellens y Pavel Sivakov. Los equipos continentales eslovenos añadieron picante a la carrera desde la primera vuelta. “Fue a todo gas desde el inicio”, comentó Trentin. “Los juniors y los chicos de los Conti pusieron todo de inmediato. Fue duro, caótico y exactamente como debe ser un critérium”.
La afluencia de público fue masiva. Miles de aficionados, no solo de Eslovenia sino también de países vecinos como Italia, Austria, Alemania y Croacia, se acercaron hasta Komenda. Algunos incluso desviaron sus vacaciones en la costa de Istria para poder ver de cerca al campeón del mundo. “Eso es lo especial del ciclismo”, añadió Trentin. “En ningún otro deporte puedes ver a los mejores competir a un metro de ti, sin pagar una entrada. Y hasta chocarles la mano”.
Aunque el ambiente fue festivo, la intensidad en carrera exigió preparación. Trentin confesó que llegó justo de tiempo por un asunto familiar y tuvo que entrenarse durante el viaje: “Menos mal, porque una vez bajada la bandera, fue todo al límite. No se podía especular”.
Tadej Pogacar, campeón del mundo en 2024
Tras el esfuerzo, la atmósfera cambió por completo. Entre podios, cervezas compartidas y encuentros con las familias, el critérium se cerró como un acto de cercanía y camaradería. Pogacar, pese a un Tour mentalmente exigente, transmitía serenidad. “Era el mismo de siempre: tranquilo, sonriente, feliz. Parecía disfrutarlo de verdad”, relató Trentin.
Ahora, el campeón del mundo prepara su regreso oficial a la competición en el Gran Premio de Montreal (12 de septiembre), mientras que Trentin volverá este mismo fin de semana en la Clásica de Hamburgo. Para ambos, lo vivido en Komenda fue más que un simple entrenamiento o una cita promocional. Fue una celebración de los orígenes del ciclismo y del vínculo con los aficionados.
“Era un caos”, concluyó Trentin con una sonrisa. “Pero precisamente por eso fue genial”.