Por primera vez en su carrera,
Ben O'Connor afrontará el
Tour de Francia como líder absoluto de un equipo australiano. A sus 29 años, el escalador de Perth tomará las riendas del Jayco AlUla en la ronda gala, completando un viaje simbólico que le devuelve a sus raíces tras varias temporadas destacadas con el Decathlon AG2R La Mondiale.
"Es un orgullo liderar al equipo en la general del Tour", declaró O'Connor en un comunicado. “Será emocionante ver a un australiano liderando a un conjunto australiano hasta París. Esperamos lograr un buen resultado”.
La apuesta de Jayco AlUla por O’Connor es más que deportiva. Es también un símbolo de identidad. Él lo entiende así: representar a Australia desde una escuadra nacional en la carrera más importante del mundo es, para él, una oportunidad única para dar visibilidad al ciclismo australiano a nivel global. “Es algo que me emociona, que me enorgullece y que quiero usar para impulsar este deporte en mi país”, afirmó.
O'Connor, a por todas
La historia de O'Connor es también la historia de una infancia libre, marcada por la naturaleza y la curiosidad. En los suburbios de Perth, sus días transcurrían entre acantilados, redes de críquet y tardes de pesca en el río. “Siempre estábamos en el agua, era como una aventura natural dentro de la ciudad”, recuerda.
Ese entorno le marcó profundamente. “Vivía al aire libre. El clima, el viento, el sol... eso me hizo amar estar fuera. Nunca me sentí encerrado”, explica. Ese contacto constante con la naturaleza sigue presente en su identidad, incluso ahora que pasa gran parte del año en las montañas de Andorra, lejos del mar que tanto echa de menos. “Extraño el océano, el sonido, su inmensidad. Me encanta cómo está siempre cambiando”, confiesa.
Sus padres, emigrantes desde Liverpool, llegaron a Australia casi sin recursos, buscando un nuevo comienzo. “No tenían nada, apenas colchones en el suelo”, cuenta O'Connor. Esa historia de esfuerzo ha sido una base fundamental en su vida: “Es increíble ver cuánto han cambiado las cosas desde entonces”.
Aunque Australia es su hogar, mantiene un lazo lejano con el Reino Unido. Hace años que no vuelve a Liverpool, pero guarda el recuerdo de sus primeras visitas y del contraste entre el pasado y el presente de la ciudad.
Su relación con el ciclismo no nació en una pista ni en una escuela de talentos. Empezó como empiezan las grandes pasiones: por curiosidad. Un amigo tenía una bici de carretera, y O’Connor quiso una. Sus padres se la compraron, pero su compañero se negó a salir con él. “Decía que era peligroso y que no sabía montar, así que salí solo por el Swan River”, recuerda. “Poco a poco fui mejorando hasta que me dejó ir con él”.
No fue el inicio más convencional, pero sí uno que refleja su carácter: perseverancia, independencia y una motivación propia. “Siempre quise montar en bici. Me gustaba la libertad que me daba salir de casa pedaleando”.
En busca del top 10
Hoy, con un podio reciente en la Vuelta a España y una medalla mundial a sus espaldas, O'Connor regresa al Tour con la ambición de entrar en el top 10. La incógnita es si podrá replicar la forma que lo catapultó al éxito el verano pasado. Pero lo que no está en duda es su motivación y su compromiso con el proyecto.
Desde las calles de Perth hasta las cimas alpinas, Ben O'Connor encarna el viaje de un ciclista que, sin olvidar sus orígenes, apunta alto en la carrera más prestigiosa del calendario. Y lo hace con la bandera australiana en el corazón y el deseo de inspirar a una nueva generación.