Mientras Marianne Vos lograba reivindicar al equipo
Visma - Lease a Bike Women con una victoria en la segunda etapa de
La Vuelta Femenina 2025, persiste la polémica por lo ocurrido en la jornada inaugural. La formación neerlandesa denunció formalmente las deficiencias organizativas durante la contrarreloj por equipos celebrada en Barcelona, que comprometieron directamente su rendimiento.
Según un comunicado emitido por el equipo, el incidente se originó en el control técnico previo de bicicletas, obligatorio antes del inicio de la prueba. Aunque las corredoras de Visma llegaron puntualmente, un retraso en el procedimiento —provocado en parte por la tardanza de otro equipo y por la insuficiencia de personal técnico— generó un colapso que impidió que algunas ciclistas recibieran sus bicicletas a tiempo para tomar la salida.
“Al comienzo del control sólo había un inspector disponible, lo que aumentó aún más los tiempos de espera”,
señaló el equipo. Aunque más tarde se desplegó un segundo inspector, las corredoras de Visma ya habían sido afectadas de forma irreversible, comprometiendo su participación en una de las pruebas más relevantes del calendario femenino.
Jacco Verharen, entrenador del equipo, se dirigió al jurado de la carrera en busca de explicaciones. Sin embargo, según declaraciones posteriores, la respuesta obtenida no ofreció garantías de que la situación no vuelva a repetirse. “Estamos hablando de una competición de alto nivel. Lamentamos profundamente lo ocurrido”, declaró Verharen.
Más contundente fue el director deportivo del equipo,
Jos van Emden, quien expresó su frustración en redes sociales con duras críticas hacia la
UCI. En una publicación en Instagram, Van Emden acusó al organismo rector del ciclismo de mala gestión y falta de transparencia, afirmando incluso que desde la UCI se comunicó a otros equipos —como Movistar— que Visma habría pedido su descalificación, lo cual desmintió categóricamente.
“Mi confianza en la UCI ya era baja, pero ahora ha desaparecido por completo. Juego limpio... y una mierda”, escribió el director, reflejando el creciente malestar no solo por la situación puntual, sino por una sensación generalizada de falta de profesionalismo y equidad en la toma de decisiones.