Una cosa es que por estilo de carrera, de subidas y por lo sucedido en los últimos tiempos Mathieu van der Poel sea el favorito. Sin embargo, el gran protagonista de la Milán-San Remo de este sábado 22 de marzo volverá a ser un año más Tadej Pogacar.
El esloveno ha ganado hasta la fecha todo lo que se ha propuesto en su carrera. Lo que más le costó fue el Tour de Flandes, en el que acabó con la resistencia de VDP en una colina con porcentajes de dos dígitos que no enontrará nunca en la Classicissima.
Así, en año pasado UAE Team Emirates intentó ganar la prueba poniendo un ritmo infernal en la Cipressa que hubiera permitido un ataque definitivo de Pogi que no sucedió. Este año parece que insisten en esa idea con una escuadra aún más potente (Tim Wellens, Nils Politt, Jhonatan Narváez, Domen Novak, Vegard Stake Laengen e Isaac Del Toro) con la que esperan bajar de 9 minutos en la ascensión.
Si eso no sucediera, si Pogacar no se marcha ahí, cuesta pensar que en el Poggio pueda marcharse. No deja de ser un repecho duro más que un berg o un puerto y VDP (y no sólo él) ha demostrado en los últimos años que puede aguantar ahí los vatios del esloveno.
De hecho, parte de la estrategia de Van der Poel para ganar a Pogacar ha estado en el doble juego con él y Jasper Philipsen como se vio el año pasado: trabajo duro del neerlandés y remate final del belga.
Este año Jasper llega después de una dura caída en la Nokere Koerse y cuesta pensar que pueda aguantar casi 300 km para poder volver a suponer una amenaza para UAE. Por contra, el equipo emiratí si cuenta con una baza para tratar de hacer daño a Alpecin.
Se trata de Jhonatan Narváez, un ciclista descomunal que año a año va a más y que en llegadas pequeñas es rapidísimo. Podríamos imaginarle ganándole a VDP en un momento dado. Así, teniendo muy claro que UAE sólo juega al plan de Pogacar, este año lo mismo les sale el B con el colombiano si es que las subidas no hacen mella y se llega con un grupo más grande de lo deseado a la bajada del Poggio.
¡Lo veremos este sábado!