"El narcotráfico campaba a sus anchas y los secuestros eran habituales": Recuerdos del Mundial de Colombia 1995

Ciclismo
domingo, 21 septiembre 2025 en 11:57
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El Mundial ha comenzado hoy en Ruanda, la primera vez que el mayor acontecimiento anual del ciclismo se celebra en suelo africano. La contrarreloj inaugural en Kigali marca el inicio de una semana histórica, pero el momento también recuerda otra ocasión en la que el deporte se aventuró más allá de su tradicional corazón europeo.
En 1995, el pelotón viajó a Duitama, Colombia, para disputar unos Campeonatos del Mundo que permanecen grabados en la memoria de quienes estuvieron y que acabó con doblete español de Miguel Induráin y Abraham Olano.
El ciclista holandés Erik Breukink, que compitió ese año, habló conWieler Revue sobre el ambiente único que se respiraba en Colombia. El telón de fondo era de tensión política e inseguridad.
Pablo Escobar había sido asesinado hacía menos de dos años, y sólo unos meses antes de los campeonatos, los líderes del Cartel de Cali fueron arrestados. Grupos guerrilleros como las FARC y el ELN también estaban activos, y los secuestros eran una auténtica amenaza para los ciclistas.
"No sólo había un soldado con una ametralladora durante la redada, sino que se veían soldados con ametralladoras por todas partes. No te dejaban salir solo a la calle, porque temían que algún grupo secuestrara a alguien", recuerda Breukink.
Admitió que era difícil conciliar la belleza de Colombia con la atmósfera de peligro. "Es un país precioso, pero me resultaba extraño estar rodeado de soldados. Nos alojábamos sobre todo en hoteles, porque no se podía ir a la ciudad. No exploré mucho más allá de lo que nos presentaron".
Induráin, Olano y Pantani, podium de la ruta del Mundial de Colombia 1995.
Induráin, Olano y Pantani, podium de la ruta del Mundial de Colombia 1995.

Recuerdos de un Mundial histórico

Breukink corría junto al ciclista colombiano Oliverio Rincón, que había ganado una etapa del Tour de Francia en 1993. A través de él, adquirió una interesante visión de los riesgos a los que se enfrentaban los atletas en su propio país. "Ese año estaba en el equipo con Rincón, que había ganado una etapa en el Tour de Francia de 1993. Me habló de los secuestros en su país. Me dijo que prefería no hacerse demasiado rico en el ciclismo, porque en Colombia también lo vigilaban. Cuanto más rico, más objetivo. Esas fueron las cosas que oí de antemano".
Las advertencias no eran exageradas. "Me di cuenta de que no era un lugar muy seguro. Sabía que el tráfico de drogas estaba muy extendido y que los secuestros eran habituales. Pero no teníamos un guión completo", dice Breukinks sobre las amenazas reales a las que se enfrentaron los jinetes ese año. Esperemos que este año en Ruanda los pilotos vivan un proceso más pacífico y puedan centrarse en la carrera.
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