Análisis temporada 2025 | Soudal - Quick-Step: Mala suerte de Landa y adiós entre sombras de Evenepoel

Ciclismo
martes, 30 diciembre 2025 en 11:00
Landa
La temporada 2025 fue un capítulo turbulento pero definitorio para Soudal Quick-Step, que cerró el libro de la era Remco Evenepoel mientras demostraba que el equipo aún podía ganar a un nivel al alcance de muy pocas escuadras.
El conjunto belga, durante años identificado con la Wolfpack, encaró el curso sin Patrick Lefevere por primera vez. Lo que siguió fue una trama de éxitos, infortunios en los peores momentos y destellos de hacia dónde se dirigía el equipo una vez que su ‘niño de oro’ diera el siguiente paso. Entre clásicas, Grandes Vueltas y los últimos meses de competición, su año pareció un ciclo de frustraciones tempranas seguido por un repunte a mitad de curso, salpicado por recordatorios de que sus fortalezas tradicionales estaban cambiando.
Durante décadas, Soudal – Quick-Step labró su reputación con una plantilla profunda orientada principalmente a las clásicas de primavera. Desde 2019, y con la irrupción de la superestrella belga, eso cambió.
Evenepoel, con 25 años, siguió siendo el eje de sus ambiciones en vueltas por etapas, especialmente tras el doble oro, el maillot arcoíris y el podio en el Tour de France de 2024. A su lado en 2025 estuvieron veteranos como Mikel Landa, Yves Lampaert —que aportó oficio en las clásicas del norte— y Casper Pedersen, garantía en jornadas de un día exigentes.
La unidad de sprint se reforzó con la llegada de Ethan Hayter, que se unió a Tim Merlier para formar un dúo potentísimo en llegadas masivas. Jóvenes como Ilan Van Wilder y Mauri Vansevenant siguieron cubriendo roles de escaladores y puncheurs. Esta mezcla de experiencia y talento en desarrollo llegó tras un invierno con las salidas de Julian Alaphilippe y Kasper Asgreen, obligando a Quick-Step a recalibrar su identidad en las carreras explosivas.
¿El objetivo principal? Repetir el éxito de Evenepoel en 2024. Pero, dado que el belga se perdió los primeros cuatro meses del año por su caída a finales del curso anterior, no sería tarea sencilla.
En términos de victorias puras, Quick-Step firmó uno de sus años más productivos en tiempos recientes. El equipo cerró 2025 con 54 triunfos, un salto notable desde los 34 del curso previo. Solo UAE Team Emirates sumó más, subrayando lo a menudo que Quick-Step siguió cruzando la meta en primero lugar.
Sin embargo, las métricas globales dibujaron un panorama más complejo. Pese al botín de victorias, el equipo cayó al 5.º puesto en el ranking UCI WorldTour tras ser 3.º en 2024. Los números reflejaron una paradoja: una escuadra capaz de dominar el calendario cotidiano pero con menos protagonismo en algunas de las pruebas más importantes del año…

Balance de primavera

Los meses de primavera fueron duros para un equipo históricamente asociado a la excelencia en clásicas. Milano-Sanremo ofreció la primera señal de que algo no funcionaba: Casper Pedersen fue 26.º en un día en el que el grupo cabecero quedó lejos. Las clásicas adoquinadas siguieron el mismo guion. En carreras donde Quick-Step marcaba el ritmo, ahora quedó en los márgenes. Los 38.º de Yves Lampaert en el Tour des Flandres y 28.º en Paris–Roubaix fueron sus mejores clasificaciones.
Atrás quedaron los días con varios corredores en cada corte decisivo. Fueron espectadores de los duelos entre Alpecin–Deceuninck, Lidl-Trek y UAE. Pruebas como E3 y Gent–Wevelgem los mantuvieron igualmente lejos de la pelea, con el poderío esperado de la Wolfpack ausente.
Las Ardenas ofrecían una opción de redención, especialmente con Evenepoel debutando tarde, en abril. Volvió con autoridad en la Brabantse Pijl, batiendo a Wout van Aert al sprint, y se quedó cerca ante Pogacar y Skjelmose en la Amstel Gold Race. Pero, por lo demás, el regreso no encendió la chispa esperada. Liège–Bastogne–Liège terminó con Mauri Vansevenant como mejor hombre en 35.º, muy lejos de las cotas de Monumento que Evenepoel alcanzó en 2022 y 2023.
Remco Evenepoel empezó bien su primavera ciclista.
Remco Evenepoel abrió su temporada en la De Brabantse Pijl y ganó de inmediato. @Sirotti
Sin Julian Alaphilippe para agitar los muros y con Evenepoel falto de su mejor punto, Quick-Step careció de una presencia explosiva en las rampas finales de Lieja y La Flèche Wallonne. La primavera se convirtió en una suma de esfuerzos dignos más que en actuaciones rompedoras.
Aun así, el periodo no fue estéril. Tim Merlier sumó una valiosa victoria en casa en la Scheldeprijs, un resultado de prestigio para su tren de sprint. Jóvenes como Paul Magnier conquistaron semiclásicas que apuntan a una renovación a futuro. Pero la conclusión fue clara: el dominio de Quick-Step en las grandes carreras de primavera se evaporó, y su identidad clásica, antes inquebrantable, ya no está garantizada. Esta realidad condicionó su enfoque para las Grandes Vueltas.

Temporada de Grandes Vueltas

El Giro d’Italia arrancó con optimismo legítimo en torno al liderazgo de Mikel Landa, que ofrecía una opción sólida para la general. Pero esa esperanza se desvaneció de golpe en la Etapa 1, cuando Landa se cayó con fuerza en un descenso y tuvo que abandonar con una vértebra fracturada. Perder al líder el primer día dejó a Quick-Step sin un plan claro. Ethan Hayter firmó un notable noveno en la contrarreloj de la Etapa 2, pero las victorias de etapa no llegaron y la carrera acabó sin un solo triunfo para el equipo. El 19.º puesto final de James Knox fue un esfuerzo digno, pero muy lejos de las aspiraciones de podio. El Giro se convirtió en un mes de contención de daños más que de batalla abierta.
Julio ofrecía una oportunidad de reset con el gran objetivo de Evenepoel. Pero, ¿llegó realmente a tiempo para repetir el éxito de 12 meses antes?
El equipo construyó su ocho del Tour “principalmente” en torno a él, con Tim Merlier incluido pese a la posible tensión entre el apoyo al GC y las ambiciones al sprint. De inicio, el plan parecía validado. Merlier arrasó en la etapa 3 hacia Dunkerque, prolongando la larga racha de éxitos del equipo en el Tour. Días después Evenepoel firmó una crono dominante en la etapa 5, situándose de lleno entre los primeros favoritos. Merlier dobló su cuenta con otra victoria en la etapa 9, con Evenepoel trabajando en el lanzado. Al primer día de descanso, Quick-Step sumaba tres triunfos parciales, Evenepoel se mantenía alto en la general a tiro del maillot amarillo y la escuadra parecía gestionar ambos objetivos a la vez.
Tim Merlier celebrando una victoria en el Tour de Francia
Tim Merlier winning at the Tour de France. @Sirotti
Todo pintaba muy prometedor.
Pero la segunda semana del Tour expuso los límites de su estructura. Una serie de etapas alpinas demoledoras quebró las opciones de GC de Evenepoel, castigado con crudeza por sus meses de inactividad invernal. Incapaz de responder a las aceleraciones de Jonas Vingegaard y Tadej Pogacar, fue cediendo en la clasificación hasta abandonar en la segunda semana, en las rampas del Tourmalet.
Fue un doloroso eco de las dudas que habían rodeado durante años la escasa profundidad escaladora de Quick-Step. Lejos de venirse abajo, el equipo se adaptó, y la etapa 16 les dio uno de sus mejores momentos del año. Valentin Paret-Peintre remató desde la fuga para ganar en la cima del Mont Ventoux, regalando a Francia un triunfo muy celebrado en casa y sumando una cuarta victoria en la parte final del Tour al botín de Quick-Step. Pero, en términos de general, el equipo falló en su objetivo de podio, y Merlier se quedó sin el maillot verde frente a Jonathan Milan.
Con Evenepoel ausente y Landa aún sin estar listo para liderar de nuevo, la Vuelta a España se convirtió en un banco de pruebas para el talento emergente. Junior Lecerf, con solo 22 años, asumió el liderazgo y rindió por encima de lo esperado. Su regularidad en la montaña le mantuvo cerca del top-10, acabando 11.º en una de las actuaciones jóvenes de GC más destacadas del año. Aun así, el equipo no logró ganar etapas, y la ausencia de un líder definido y la superioridad de los bloques rivales limitaron su techo, aunque la irrupción de Lecerf dejó un raro saldo positivo a largo plazo.

Mercado Ciclista

La pretemporada confirmó la magnitud de la transformación que viene. La gran noticia, aunque poco sorprendente, fue la confirmación de que Remco Evenepoel se marchará a Red Bull – BORA – hangrohe en 2026, en busca de más recursos en montaña para arroparle.#
La salida de Evenepoel a Red Bull – BORA – hansgrohe eliminó la pieza central de las ambiciones del equipo en vueltas por etapas. Los veteranos gregarios Mattia Cattaneo, James Knox y Pieter Serry también se fueron, cerrando una era de apoyo en la escalada alrededor de Remco.
Quick-Step respondió con refuerzos precisos. Jasper Stuyven y Dylan van Baarle llegaron para reconstruir la profundidad en clásicas, ambos con años de oficio en el pavé. Alberto Dainese aportó versatilidad al tren de sprint, complementando la potencia de Merlier.
2026 marcará el inicio de la era post-Remco y, a juzgar por los movimientos, el equipo quiere volver a su ADN de clásicas.

Nota final: 8/10

En números, Soudal–Quick-Step firmó uno de los calendarios más exitosos de 2025. Cincuenta y cuatro victorias, un programa de sprints poderoso y cuatro triunfos en el Tour de France subrayaron su competitividad sostenida.
La velocidad de Tim Merlier y la irrupción de Paul Magnier demostraron su capacidad para seguir desarrollando y afinando ganadores. Pero la ausencia de resultados de peso en los Monumentos y el hundimiento del GC de Evenepoel en el Tour señalaron las limitaciones de su estructura en pleno periodo de transición. La temporada quedó definida por el volumen y destellos de excelencia, más que por la hegemonía en los grandes focos del deporte.
Un 8/10 parece un reflejo acertado: una campaña llena de logros, teñida por la sensación de que sus mayores ambiciones se escaparon por poco. Al entrar Quick-Step en su primer año sin Evenepoel, la campaña les deja claro lo que debe venir: un bloque de clásicas reforzado y un tren de sprint articulado en torno a Tim Merlier.

Discusión

Fin Major (CyclingUpToDate)
Por encima de las grandes tramas, no puedo quitarme la sensación de que Tim Merlier es el velocista más rápido del mundo ahora mismo. Cada vez que está bien colocado, el resultado parece inevitable, y sus etapas del Tour de France solo lo refrendaron. En el otro lado, la campaña de Remco en el Tour nunca me pareció realmente sólida. Desde su caída en diciembre de 2024, toda su preparación pasó de construir hacia la victoria a intentar llegar a tiempo, y ese tipo de contratiempo siempre deja huella en julio. Pero incluso con un líder comprometido, con lesiones, Quick-Step cerró con una montaña de triunfos. Eso es lo que siempre respeto de ellos.
Rúben Silva (CyclingUpToDate)
No puedo realmente ponerle peros a Quick-Step, ¿sabes? Da la impresión de que han rendido casi en cualquier sitio, y donde no lo hicieron fue por mala suerte, no por falta de nivel. Hay una excepción obvia: los Monumentos adoquinados. Pero seamos realistas, al empezar el año el equipo no tenía grandes esperanzas allí, y nosotros tampoco debíamos tenerlas; ya no cuentan con un líder o un finalizador para esas carreras. El próximo año sí lo tendrán con Dylan van Baarle, Jasper Stuyven (que se vio muy bien este año) y un Paul Magnier potencialmente más fuerte, lo que puede traducirse en un rendimiento mucho mejor.
Quick-Step es un equipo que en 2026 virará hacia los sprints y las clásicas, pero en 2025 ya sumó 54 victorias, segundo conjunto más laureado del año. Tim Merlier estuvo impecable, ganando prácticamente en cada cita, incluidas dos etapas en el Tour de France, la Scheldeprijs y varias jornadas WorldTour a lo largo de la temporada. Paul Magnier fue probado en el WorldTour, rindió bien y, ya en la parte final del curso, encadenó un “calendario menor” en el que acumuló más de una docena de triunfos en apenas un par de meses. No ante la competencia más fuerte, cierto, pero ganar mucho es la razón de ser de un sprinter, ¿no? Además, refuerza confianza y automatismos con su propio tren, algo que puede rendir aún más en 2026. El equipo incorpora a Alberto Dainese como tercer velocista para cazar etapas durante todo 2026.
Ethan Hayter evolucionó hacia especialista en contrarreloj y brilló en la segunda mitad del año, con una victoria de gran nivel y una actuación infravalorada en el Baloise Belgium Tour. Mikel Landa estuvo fuerte en marzo, pero su temporada quedó condicionada por la caída en el Giro. Parecía el final de su curso, y aunque no ganó al final, sus prestaciones siguieron aportando al bloque. Valentin Paret-Peintre no llegó a ser el súper gregario proyectado, pero triunfó en el Mont Ventoux y se convirtió en héroe para los franceses, sumando además a la cosecha del equipo en el Tour de France.
Ilan van Wilder completó otra campaña consistente, y su tercer puesto en la crono del Mundial fue una sorpresa mayúscula, premio a la confianza depositada en él durante años. William Lecerf Junior también destacó, ganando el Czech Tour, animando fugas en la Vuelta con ambición de Top 10, y confirmándose como valor de futuro con más Top 10 en UAE y Romandie.
Y, por supuesto, Remco Evenepoel. El golpe llegó en diciembre, pero en abril abrió su temporada ganando de inicio en la De Brabantse Pijl, con podio en una Amstel Gold Race icónica. Se llevó etapa en Romandie y, en el Dauphiné, estuvo donde tocaba: ganó la contrarreloj y terminó arriba en la general. También venció la CRI del Tour de France. Su marcha dejó un sabor amargo en el equipo, pero su tramo final de año fue estupendo.
De no ser por Tadej Pogacar, potencialmente histórico y de récord. Ganó el Mundial y el Europeo de contrarreloj, ya de por sí logros sobresalientes, con aquel adelantamiento a Pogacar en Ruanda para el recuerdo… Luego mostró su mejor versión y fue segundo tras el dominador de la generación en el Mundial, el Europeo y Il Lombardia. No, no son victorias, pero fueron la mejor versión de Quick-Step con un corredor que se mantuvo comprometido pese a saber que dejaría el equipo al final del año.
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