En estos momentos se está disputando la etapa 13 de la
Vuelta a España 2025. Para muchos, la jornada reina de la carrera. ¿El motivo?, la subida final al mítico Angliru, al que se le considera la ascensión más dura del mundo. Por ese motivo,
Jonas Vingegaard no quiere que se le escape una victoria que quedaría guardada en los libros de historia.
La 13ª etapa de la Vuelta a España enfrenta al pelotón con la subida que infunde miedo incluso a los mejores corredores del mundo: el Alto de l'Angliru. Con 202 kilómetros, la etapa es larga y accidentada, pero son los 12,4 kilómetros finales de carretera, con una media de casi el 10% y rampas que se acercan al 25%, los que definirán la jornada.
Jonas Vingegaard, ya con el maillot rojo y ganador de dos etapas en la carrera de este año, la afronta con una cosa en mente: la victoria: "Me encantaría ganar por mi hijo y mi hija", comenzó señalando a Sporza en la salida. "Es la carrera que realmente quiero ganar. No es que tenga que ganar, pero me encantaría para honrar a mi hijo y a mi hija".
El
danés se ha mostrado en una forma formidable a lo largo de la Vuelta a España. Su regularidad le ha permitido tomar el mando de la clasificación general, pero aún no ha puesto a prueba sus piernas como tendrá que hacerlo hoy.
Jonas Vingegaard desea la victoria en el Angliru
La brutalidad del Angliru
El Angliru no se parece a ninguna otra subida del ciclismo profesional, un lugar donde los récords son escasos y las diferencias de tiempo pueden dispararse más allá de lo esperado. La subida de Roberto Heras en 2000, completada en 41 minutos y 55 segundos, sigue siendo la más rápida de la historia, una marca que permanece intacta después de un cuarto de siglo. ¿Podrá el danés batir esa marca hoy?
El Angliru ha sido durante mucho tiempo el rey de la Vuelta. José María "Chava" Jiménez se adjudicó su primera victoria de etapa en 1999, Roberto Heras estableció este récord inigualable al año siguiente y Alberto Contador selló su victoria de despedida en sus brutales laderas en 2017.
Muchos expertos, antiguos y actuales corredores han descrito esta subida como una de las más brutales del deporte, quizás peor que Alpe d'Huez y Mont Ventoux. La subida es a la vez una leyenda y un tormento, un lugar donde los corredores no pueden esconderse y donde incluso los más fuertes son humillados. Incluso algunos de los grandes nombres podrían resquebrajarse hoy.
El propio Vingegaard sabe exactamente lo que le espera, ya que subió la montaña por última vez en 2023 junto a su entonces compañero de equipo Primoz Roglic. Roglič se hizo con la victoria de etapa, mientras que Vingegaard terminó justo detrás de él. El dúo dejó atrás a su compañero de equipo en el Visma y a la postre vencedor de la general, Sepp Kuss. Ahora, dos años después, con el maillot rojo sobre sus hombros, el desafío tiene un peso añadido.
"Es una subida especial, y me encantan las subidas especiales. Pero también es dura, así que es una relación de amor-odio. Va a ser difícil, todo para todos", admitió. Para Vingegaard, la clave está en equilibrar el control y el instinto, saber cuándo contenerse y cuándo lanzarse: "Me centro en mí mismo e intento ofrecer el mejor rendimiento posible en la subida. Luego ya veremos qué pasa".
Almeida y Pidcock, sobre Vingegaard
Los rivales saben que para superarle hará falta algo extraordinario. João Almeida, segundo en la general, se sincera sobre sus posibilidades:
"¿Ganar? Tendrás que vencer a Jonas", dijo. "Será una tarea difícil. Espero tener buenas piernas".
Tom Pidcock, actualmente tercero, es otra amenaza. El británico ya ha mostrado destellos de fuerza, llegando incluso a distanciarse de Vingegaard hace dos días en una subida. Para él, el Angliru puede ser la mejor oportunidad:
"No es una subida divertida, pero creo que me conviene. Los tramos empinados me convendrán más que las subidas moderadas que ya hemos tenido. Será muy duro, pero también es cuestión de tiempo", sentenció.