La organización de la
París-Roubaix decidió añadir una chicane antes de la entrada a la Trouée d'Arenberg, mítico sector donde se suelen hacer grandes diferencias. Esta pequeña modificación ha generado todo tipo de opiniones, especialmente la del defensor del título y máximo favorito para revalidarlo, Mathieu van der Poel, que preguntó en las redes sociales si se trataba de una broma.
Muchos argumentaron que la propia chicane provocaría caídas y crearía una batalla aún mayor por la posición antes de que el pelotón llegara al adoquinado, mientras que otros dijeron que sería mejor estrellarse en el asfalto que en los adoquines rugosos, ya que citaron el hecho de que los propios pilotos pidieron este cambio a través de la CPA.
En una entrevista concedida a Sporza, el director de la carrera, Thierry Gouvenou, subrayó el hecho de que se trataría de un cambio temporal en el recorrido y que buscarían mejores soluciones para los años siguientes, ya que, según dijo, "debido al tiempo limitado, no podíamos hacer demasiado. Así que se trata de una intervención temporal que podemos mejorar. Sabemos cuál es la mejor solución, pero eso requiere obras en la carretera y no se puede hacer en tres o cuatro días".
En respuesta a las afirmaciones de que este cambio podría provocar nuevas caídas, Gouvenou añadió que "la curva es muy perpendicular y que habrá frenadas bruscas. Los últimos pilotos corren el riesgo de caerse o de poner el pie en el suelo. Pero se ha decidido que es preferible caerse así a que ocurra algo así a gran velocidad sobre adoquines".