Chris Froome mantiene su pasión por montar en bicicleta y prepararse para un objetivo y, aunque el futuro del
Israel - Premier Tech no está claro, el británico ya se ha puesto un objetivo de cara a 2023: el
Giro de Italia.
"Todavía tenemos que entender si seremos un equipo WorldTour o no", dijo Froome a RoadCycling.cz, a pesar del descenso del Israel - Premier Tech.
"Intentaré prepararme para el mejor escenario posible, que es aquel en el que seremos invitados a las carreras más importantes. Si no es así, sin duda tendré un plan B para seguir", continuó Froome. El británico mostró sus mejores piernas desde su caída durante el pasado Tour de Francia.
Ahora, de cara a 2023, Froome espera volver al Tour, aunque con modestas ambiciones. "Definitivamente, comenzaré mi temporada en Australia, en el Tour Down Under 2023".
"Ya veremos cuando se decidan las invitaciones, no voy a negar que sería interesante para mí volver en el Giro. Todavía no he estudiado el recorrido, primero tendremos que entender qué opciones tendremos disponibles", continuó. Froome ha corrido el Giro en tres ocasiones, ganando la edición de 2018 tras una increíble escapada.
"Si tuviera que elegir el mejor día de mi carrera ciclista, no sería uno que pasé en el Tour de Francia, sino el de ganar la etapa de Bardonecchia, con el ataque en el Colle delle Finestre. Pasé ese día con la idea de "todo o nada", con el pensamiento de tener que darlo todo, arriesgar y ver qué pasaba. Creo que esa victoria cambió la forma de correr en general".
"Ahora vemos a muchos corredores atacando desde lejos. Sí, creo que ese será el éxito que más recordaré", continuó. El equipo no ha fichado ningún refuerzo significativo, y seguirá con el mismo bloque principal de esta temporada junto a Michael Woods y Jakob Fuglsang. A Froome se le ha preguntado también por los radios de carrera, y ha manifestado una opinión quizá bastante controvertida:
"Creo que sería más seguro correr sin ellas. Ahora los directores deportivos tienen mucha información y te la lanzan por radio. Sabes dónde hay una curva o un puente y esto te hace ir más rápido. Los últimos 100 km de una carrera son una larga lucha, la mayoría de las veces para nada. Si realmente hay que mantenerlos, abramos los canales a los aficionados y a los espectadores, como en la F1: sería un gran beneficio para nuestro deporte, la gente escucharía y entendería lo que pasa en grupo. Sería estupendo", concluyó.