Geraint Thomas, recién salido de la accidentada etapa 16 hacia el Mont Ventoux, conversó con Luke Rowe en su pódcast Watts Occurring para analizar el drama, la acción y la confusión vividos durante el día. Entre carreras caóticas, caídas incómodas, tácticas de equipo cuestionables y un ambiente increíble en la carretera, los dos antiguos compañeros del INEOS Grenadiers tenían mucho que contar tras la etapa, incluyendo
Carlos Rodríguez.
¿Una de las primeras cosas que comentaron? Un choque durante la zona neutral que provocó risas y gestos de incredulidad en Thomas. "No ve al tipo que tiene delante y ¡zas!", recordó, refiriéndose al despiste de un compañero de equipo. "Me dio mucha pena por él. Es muy vergonzoso… su orgullo y su ego quedaron bastante tocados".
La etapa fue a todo gas desde el inicio. Thomas, que no estaba en la escapada, pasó la mayor parte del día tratando de mantenerse al margen de los problemas mientras veía cómo sus compañeros intentaban consolidar los movimientos. "Ha sido un día caótico, como siempre", afirmó. "Durante la primera hora íbamos a más de 50 km/h, intentando meternos en la escapada". En un momento, al ver que se formaba un corte, preguntó por radio si había algún corredor del Ineos allí. Silencio. Connor respondió: "No, no hay nadie". Así que Thomas pensó: “Mierda… pues me toca tirar”.
Finalmente, ayudado por el Decathlon, se puso a tirar para reducir distancias, con la esperanza de que Thymen Arensman o Carlos Rodríguez pudieran luchar por la victoria. "Carlos probablemente tenía piernas para seguir, pero no lo hizo. Thymen lo intentó, pero no era su día".
Rowe, que había estado en el estudio como parte del equipo de comentaristas de TNT durante la 16ª etapa, coincidió: "Ha sido un día de locos, amigo. Parecía que la escapada se iba… y luego todo volvió a empezar. Es la historia de esta carrera: espera lo inesperado".
Esa imprevisibilidad también afectó la lucha por el maillot verde. La falta de concentración del Lidl-Trek en el sprint intermedio no pasó desapercibida para Rowe. "Hoy se trataba de sumar el máximo de puntos. Esos 112 kilómetros eran su línea de meta. Tendrían que haber ido a tope una vez formada la escapada. Tenían una oportunidad real de vestirse de verde, y no se puede desaprovechar".
G Thomas, en su último Tour de Francia.
En cuanto a cómo se desarrolló la batalla en cabeza, Thomas reconoció que no tenía "ni idea de lo que pasó delante". Rowe le puso al tanto: Enric Mas atacó, Thymen Arensman y Julian Alaphilippe intentaron seguirle. Ilan Van Wilder remontó a falta de un kilómetro y se llevó la victoria. "Ben Healy parecía el más fuerte, pero al final fue superado. No importa lo fuerte que parezcas, lo que cuenta es dónde cruzas la línea".
Vingegaard y Pogacar
Ambos coincidieron en que Van Wilder merecía la victoria y se llevó el Chapeau Continental Tires del día. También destacaron el esfuerzo del equipo Visma, con un Jonas Vingegaard que atacó sin descanso. "Hicieron lo que pudieron", comentó Thomas. "Es todo plano y luego acaba en una montaña: ¿cuántas tácticas puedes usar realmente?".
También reflexionaron sobre el ambiente en el Mont Ventoux. "Estaba lleno de abajo a arriba", dijo Thomas. "Dieciséis kilómetros de gente, muchísima gente durante todo el ascenso. Varias veces tuvimos que ir en fila india detrás de la moto para poder avanzar".
Ya con la mirada puesta en los últimos cinco días y en la próxima etapa al sprint, Thomas bromeó: "Sigo apostando por la victoria de Pogi en París. No literalmente, porque eso va contra las reglas… pero si pudiera, lo haría".
Rowe apostó por Arnaud De Lie o Jonathan Milan para el sprint, aunque reconoció que era difícil apostar contra Tim Merlier. "Cada vez que está ahí, gana".
El pódcast concluyó con un guiño al último Tour de Thomas y a su papel como líder fuera de los focos. "No eras el más ruidoso del autobús", le dijo Rowe, "pero cuando hablabas, todos se callaban".