Bart Wellens, doble campeón del mundo de ciclocross, sigue hoy vinculado a funciones técnicas en algunos de los equipos más importantes de la disciplina y sabe exactamente qué se necesita para gestionar una estructura. Esto es especialmente exigente en pruebas internacionales, como la Copa del Mundo de Terralba de este fin de semana. La leyenda del ciclocross alerta del estrés logístico que acarrea una carrera así.
“Lo que también he notado, por desgracia, es la escasa afluencia en Cerdeña. Y hablo tanto de corredores como de público”, escribió Wellens en su
columna para Het Nieuwsblad. “Entiendo el deseo de internacionalizar el ciclocross, pero hacerlo en una isla con conexiones complicadas… Solo llevar allí el material ya es un gran reto. Lo mismo con las autocaravanas.”
Al final, se convierte en un desafío muy duro para los corredores por varios motivos. Largas horas de viaje y vuelos o desplazamientos caros hasta la sede de la prueba suelen hacer imposible o poco viable el viaje para quienes no son profesionales a tiempo completo. Por lo general, solo los que asumen un esfuerzo financiero o logístico completo pueden ir a
carreras como Terralba o, como ocurrió el año pasado, Cabras, en la misma zona.
Además, los imprevistos pueden tener consecuencias mayores. El año pasado, todos los corredores viajaron a Italia y la carrera se canceló a última hora por una tormenta en la zona. Los equipos se quedaron con pérdidas de miles sin competir ni lograr la exposición necesaria para los patrocinadores. Este año se vio con claridad porque, incluso en la categoría masculina, el líder de la copa Thibau Nys y Cameron Mason estuvieron entre las ausencias, prefiriendo quedarse en la Europa continental y aprovechar el tiempo extra para entrenar de calidad.
Un viaje financieramente inviable para muchos
Es el riesgo que conllevan los desplazamientos largos, además de que la asistencia en estos lugares es menor. El evento de Val di Sole, disputado en los últimos años, es un ejemplo claro. “Las fotos de [Lucinda] Brand lavándose en el mar son preciosas, pero eso no puede ser lo que buscamos, ¿no?”.
“También se vio que en la salida había casi solo belgas, neerlandeses e italianos. Para los grandes equipos belgas ese viaje aún es manejable, pero para checos o suizos es mucho más complicado”, advierte Wellens. “No se trata de llegar con una sola bici, ¿verdad? Vi un ciclocross precioso en un escenario magnífico, pero debemos ser críticos con el evento más grande del deporte. Al fin y al cabo, ¿no es eso lo que aspira a ser la Copa del Mundo?”.
En definitiva, las listas de salida de Terralba quedaron muy reducidas a la postre, con muchos optando por no viajar pese a la importancia de la prueba dentro de la Copa del Mundo de 12 rondas.
“Entiendo perfectamente la filosofía de Flanders Classics, organizador de la Copa del Mundo. Quieren ir a lugares especiales para darle una dimensión distinta al ciclocross. Pero no debería ser a costa del propio deporte”, alerta el belga de 47 años.
Laurens Sweeck, estrella del ciclocross