"Había dejado de encontrar alegría, me perdí como persona": Fem van Empel, tras ganar su tercer Mundial de ciclocross

Apenas seis semanas después de conquistar su tercer título mundial consecutivo de ciclocross, Fem van Empel sorprendió al mundo al anunciar que abandonaba el ciclismo de forma indefinida. En marzo de 2025, la neerlandesa de tan solo 23 años se retiró discretamente del Trofeo Binda y, poco después, comunicó su decisión de tomarse una pausa justo cuando comenzaba la temporada de clásicas.

Para la corredora más dominante del ciclocross femenino, aquella renuncia fue un paso inesperado, aunque, como ella misma ha revelado en una sincera conversación con Het Nieuwsblad, era una decisión que llevaba tiempo gestándose.

“Después de ese tercer título mundial, ya no volví a disfrutar”, confesó Van Empel. “La gente no sabía que había dejado de encontrar alegría en este deporte. Por mi propio perfeccionismo, me perdí como persona”.

Desde su irrupción en la élite del ciclocross en 2022, Van Empel había reescrito por completo la jerarquía de la disciplina. Tres títulos mundiales consecutivos, tres coronas europeas y cerca de sesenta victorias en apenas tres temporadas consolidaron su dominio absoluto y la situaron como la corredora más dominante de su generación.

Pero, tras ese impresionante palmarés, se escondía una creciente sensación de vacío. “Debido a mi perfeccionismo, sólo me centraba en lo que se me daba bien”, explicó. “Me fijaba en cada detalle para hacer las cosas lo más perfectas posible: entrenamiento, nutrición, descanso. Si no hacía una de esas cosas a la perfección, me cuestionaba si estaba preparada. Mirando atrás, eso no tiene sentido. Era más un atleta que un ser humano”.

Cuando conquistó su primer título mundial en Hoogerheide 2023, aquel triunfo debía haber marcado el punto culminante de su meteórico ascenso. Sin embargo, fue justo entonces cuando comenzaron las dudas. “Me quité un gran peso de encima”, recuerda. “Pero al día siguiente pensé: ¿y ahora qué? Seguí ganando, y después de cada victoria volvía a ser lunes y llegaba otro nuevo objetivo”.

A comienzos de la primavera de 2025, Van Empel comprendió que algo debía cambiar. Se reunió con su equipo, Team Visma - Lease a Bike, y admitió que ya no podía continuar con la misma exigencia interna. Fue entonces, quizá por primera vez en años, cuando se permitió relajarse. “Me sentó bien tomarme un helado después de mi reunión con el equipo. Nunca me lo había permitido”, relató con una sonrisa.

Durante ese período de desconexión, se alejó completamente del ciclismo. Empezó a correr, a dar largos paseos con su tío (a veces de hasta treinta kilómetros) y, sobre todo, a hacer lo que realmente le apetecía. “En ese periodo dejé el ciclismo por completo. Hacía lo que me apetecía”, dijo.

Ese tiempo lejos de la competición le permitió reconectar con la vida cotidiana. Volvió a cocinar, cultivar un huerto y conversar con otros atletas que habían atravesado experiencias similares. “La gente a mi alrededor pronto se dio cuenta de que me había vuelto más abierta, más sociable”, añadió. “Me di cuenta de que tenía que ser fiel a mí misma. Empecé a preguntarme qué me gustaba hacer”.

Con el inicio de la temporada de ciclocross 2025/26, Van Empel regresa al barro con una mentalidad completamente distinta. “Es variado, desafiante y familiar. Es el mundo en el que me siento más a gusto”, asegura. “No necesito averiguar lo que puedo conseguir en la carretera, no ahora”.

La neerlandesa ha aprendido también a gestionar la presión con más ligereza y perspectiva. “Lo haces por ti y por nadie más”, reflexiona. “Dar una opinión es lo más fácil del mundo, pero no creo que la mayoría de la gente se dé cuenta del impacto que eso puede tener en un joven atleta. Cuando ganas un título mundial, recibes cientos de felicitaciones, pero los pocos que dicen que no te lo merecías... ésos son los comentarios que se te quedan grabados”.

Aun con esta nueva filosofía, su espíritu competitivo sigue intacto. Tras su regreso en Ruddervoorde, Van Empel tiene previsto competir también en la Nacht van Woerden y en Heerderstrand, con la mirada puesta en Hulst (febrero), donde aspira a defender su maillot arco iris por cuarta vez consecutiva.

“Si hubiera parado ahora, habría tenido una carrera preciosa”, reflexiona. “Pero aún no he terminado. Voy a disfrutar de este invierno con las bandas arco iris, algo que probablemente no he hecho lo suficiente en los últimos años. Sigo siendo lo bastante competitiva como para querer ganar siempre, pero cuando la carrera termina, también quiero poder relajarme”.