Se dice que un lanzador deja a un esprinter normalmente a 300 metros de meta, pero Mathieu van der Poel ha querido hacer algo más que eso en la tercer etapa de la Tirreno Adriatico. El neerlandés ha tirado de toda su potencia para acercar a meta a su compañero Jasper Philipsen a apenas 100 metros de la línea de meta, dejándole la victoria en bandeja.
El propio Philipsen, tras la etapa, reconocía que había tenido que hacer un sprint muy corto tras la genial aproximación del campeón del mundo de ciclocross. Primera victoria del año del Alpecin-Deceuninck. Merece la pena ser vista: