Tom Pidcock se quedó a unos segundos de la victoria en la
Arctic Race of Norway 2025, pero tras una última etapa muy disputada en los majestuosos paisajes del norte, fue Corbin Strong, del Israel - Premier Tech, quien se alzó con el triunfo en la clasificación general. El neozelandés, de 25 años, mostró temple táctico y gran resistencia para contener a un persistente Pidcock, cuyos intentos por recortar la desventaja en los compases finales resultaron insuficientes.
"Hubiera estado bien ganar", reconoció un sincero Pidcock, conforme con el segundo puesto en la general. "Hoy no podía hacer nada más, porque Israel estuvo muy fuerte e hizo un gran trabajo".
El británico había reducido la diferencia a solo cinco segundos tras batir a Strong en el sprint intermedio de la última etapa. Sin embargo, pese a las tácticas agresivas de su equipo en los kilómetros finales, ese pequeño margen nunca se quebró. Pidcock esperó, buscó y, finalmente, se quedó sin carretera para intentar el golpe definitivo.
"Estaba esperando el momento adecuado, porque pensaba que la diferencia se marcaría en las subidas, pero la carrera no fue lo suficientemente larga para eso", explicó. "Probamos en el sprint final, pero no me salió perfecto".
En un recorrido sin grandes cimas y más favorable a los puncheurs que a los escaladores puros, Pidcock se vio obligado a buscar ganancias marginales: segundos de bonificación, ataques tardíos y presión táctica. "En retrospectiva, debería haber atacado antes en la subida de ayer", admitió, en referencia a la oportunidad perdida en la Etapa 3, pese a su victoria parcial. "Pero es fácil decirlo ahora".
Tom Pidcock, estrella de Q36.5
Tom Pidock y el final de carrera
Mientras el Q36.5 Pro Cycling Team animaba la carrera —con Marcel Camprubi escapado en la parte final de la última etapa—, Israel - Premier Tech mantuvo el control en los momentos clave. Pidcock reconoció que su equipo no esperaba un rendimiento tan sólido de Strong. "Probablemente subestimamos a Corbin, que es un corredor increíblemente infravalorado", señaló. "La Arctic Race de Noruega es un gran evento en el que participar".
Aunque decepcionado, Pidcock fue elegante en la derrota, reconociendo no solo la actuación de su rival, sino también una de las lecciones más duras de las vueltas por etapas: las oportunidades perdidas suelen pesar más que las aprovechadas. Para Q36.5 y Pidcock, las conclusiones son mixtas: una forma prometedora, instinto competitivo y el recordatorio de que, en carreras muy controladas, la duda puede ser costosa.