Perico Delgado ha dado una vez más una lección magistral de ciclismo en los Desayunos de la Asociación de la Prensa Deportiva de Valladolid, donde ha repasado su carrera deportiva y ha hablado de la rabiosa actualidad.
El ganador del
Tour de Francia 1988 comenzó explicando porqué se decidió a fichar por el equipo Reynolds (actual
Movistar Team) en el inicio de su carrera. "Tenía ofertas de Kelme con Carrasco, de Mínguez en Valladolid y de Echavarri con el Reynolds y me quede con este último con el carácter de los ‘navarricos’. También me gustó su buena estructura y que me daba tranquilidad para el salto del amateur al profesional. No me apretaba tanto de salida como Mínguez. Me daban más manga ancha", comentó en declaraciones recogidas por el Diario de Valladolid.
Tras ganar el Tour del 88, un Perico que estaba en una forma extraordinaria, llegó tarde al prólogo de Luxemburgo del año 89, lo que le dejó sin opciones de volver a finalizar de amarillo. Así lo recordaba:
"¿Nadie ha llegado tarde en su vida? Fue el mayor error de mi vida deportiva. Venía de ganar el Tour y la Vuelta a España y estaba convencido de ser el mejor. Estaba eufórico. Y tenía esa visión de que bueno soy. Se podía decir que en el 89 me sentía lo que hoy es
Tadej Pogacar. Mi talón de Aquiles eran las cronos y estaba convencido de hacer buen prólogo. Por ello esperando a la salida no quería estar parado. Iba con mi maillot amarillo y visualizaba que la iba armar desde el primer día. Quería estar en mi mundo. Me encontré con Thievy Marie y le pregunté y en ese preguntar me lie. Y vaya si la armé. Me hizo ser un demonio. Y deje de ser Dios".
Tras lo mal que lo pasó, a la caña que le dieron, Perico logró acabar tercero de aquel Tour pese a que en apenas dos etapas perdió 8 minutos (incluyendo en la crono por equipos psoterior): "Tenía claro que por muy mal que estuviera iba a estar peor en Segovia. Luego me recuperé y terminé tercero de ese Tour".