Jean-René Bernaudeau, una de las voces más veteranas y reflexivas del ciclismo francés, ha lanzado una advertencia contundente: el ciclismo contemporáneo corre el riesgo de devorar a sus propios talentos en su obsesión por el éxito precoz.
En una entrevista con
Cyclism'Actu, el ex jefe del equipo
TotalEnergies reflexionó sobre la necesidad de replantear la manera en que el deporte forma y protege a sus jóvenes corredores, poniendo como ejemplo el sorprendente ascenso de Jordan Jegat, cuya irrupción en la élite representa —a ojos de Bernaudeau— una prueba de que el desarrollo tardío sigue teniendo valor.
“El ciclismo siempre está buscando ‘joyas raras’, pero la gente tiene que entender que los campeones como Paul Seixas son excepciones”, señaló Bernaudeau.
“No podemos dar por ‘acabado’ a un corredor a los 22 años. Hoy en día hay en Francia una quincena de ex profesionales de esa edad, y eso es trágico”. El top-10 de Jegat en el Tour de Francia 2025 fue una de las grandes sorpresas del año, especialmente para un equipo de presupuesto modesto como TotalEnergies.
Para Bernaudeau, ese resultado reivindica el modelo de formación humanista que el conjunto francés ha promovido desde 1991: el “doble proyecto”, que anima a los jóvenes a combinar educación y deporte en lugar de especializarse de forma temprana. “Jordan representa la esperanza para los que han sido dejados de lado”, explica.
“La resistencia sólo alcanza su plena madurez más tarde, en torno a los 25 o 30 años. No podemos borrar a los que se desarrollan más lentamente”.
La base del ciclismo francés, en riesgo
Más allá del caso de Jegat, Bernaudeau lanzó una alarma más profunda sobre la salud del ciclismo de base en Francia. “La pirámide del ciclismo aficionado corre peligro de derrumbarse”, advirtió.
“Sin clubes, no hay campeones. En la Vendée tenemos suerte: contamos con bases sólidas, voluntarios, una verdadera cultura. Eso es precioso”.
El técnico teme que la profesionalización acelerada del WorldTour y las exigencias financieras estén destruyendo el tejido que históricamente alimentó al ciclismo francés. Según él, el sistema actual favorece a las grandes estructuras y deja asfixiados a los clubes comunitarios y a los equipos pequeños, pilares esenciales del desarrollo del talento.
Frente a esa tendencia, Bernaudeau defiende los valores colectivos y el espíritu de equipo que siempre han caracterizado a su organización. “Nunca apostamos todo a un solo hombre”, afirma. “Nuestros capitanes, los que no se llevan la gloria ni el dinero, son nuestros pilares”.
Su visión contrasta con el modelo dominante del ciclismo actual, cada vez más centrado en figuras mediáticas y resultados inmediatos. En su opinión, la fuerza de un equipo no reside en sus estrellas, sino en la cohesión y el sentido común compartido.
Jordan Jegat fue la gran revelación en el pasado Tour de Francia 2025
Un futuro incierto, pero con propósito
De cara al futuro, Bernaudeau confirmó que las negociaciones para asegurar la continuidad del proyecto tras la posible salida de TotalEnergies como patrocinador principal en 2026 ya están en marcha, aunque prefiere mantener la discreción: “Las negociaciones se hacen en voz baja”, dijo. “Cuando haya algo que anunciar, lo anunciaré. Pero sí, el proyecto seguirá adelante”.
Mientras tanto, el veterano dirigente prefiere centrarse en la evolución interna del equipo. El ascenso de Jegat, la regularidad de Emilien Jeanniere y la fortaleza del bloque son señales de que el proyecto mantiene una base sólida de cara a 2026.
“Cuando se gana, no se da lecciones a los demás, y cuando se queda segundo, se mantiene viva la esperanza”, concluyó Bernaudeau.
“Si el año que viene hemos honrado a la gente que hace posible las victorias, la temporada ya será un éxito”.