Cuando Mikel Landa y Jonas Vingegaard coronaron la ascensión final de la cuarta etapa de la Itzulia, la ventaja parecía inalcanzable. Un brillante esfuerzo del Soudal Quick-Step hizo que el pelotón se quedara a pocos segundos de alcanzarlos, lo que supuso una agonía para Mauro Schmid.
"Los vimos todo el tiempo a unos veinte segundos por delante de nosotros. Entonces James hizo un remate final perfecto. Redujo la diferencia a diez segundos", dijo Schmid en una entrevista posterior a la Vuelta al País Vasco. "Luego Mattia tomó el relevo, hasta unos 500 metros de la meta. Al final, nos acercamos mucho. Por eso estoy bastante decepcionado. Hemos perdido una gran oportunidad. Pero podemos estar orgullosos de lo que hemos conseguido como equipo".
A pesar de haber estado tan cerca, Schmid no se desanima. "Cuando empezamos la última subida del día, no estaba en una posición ideal", explica. "Los chicos han hecho todo lo posible para devolverme a la cabeza, pero es bastante difícil. He decidido remontar a mi ritmo. También lo pasé muy mal en los tramos empinados. Una vez arriba, me he sentido un poco mejor. Me alegro de que Mattia Cattaneo y James Knox siguieran ahí. Han ido a toda máquina en el descenso, con la esperanza de alcanzar a los dos primeros".
"Han pilotado muy fuerte. Hicimos todo lo que pudimos, pero fue en vano", concluye Schmid lleno de elogios hacia el dúo de cabeza. "Creo que no tenemos que lamentar nada".