Mathieu van der Poel posee una colección interminable de maillots arcoíris conquistados sobre una bicicleta. El último de ellos lo logró en el pasado Mundial de
Gravel en Lovaina, dando una auténtica exhibición como pocos tienen el secreto. Uno de los que también lo tiene es Tadej Pogacar, que le privó de revalidar su título en la prueba en carretera. Aún así, el neerlandés terminó tercero de la carrera y se hizo con la medalla de bronce. Donde también defiende campeonato es en ciclocross, su disciplina de predilección, donde se mostró ante los ojos del planeta ciclista. Tras unas semanas de parón, el líder de Alpecin-Deceuninck ha vuelto a los entrenamientos y lo ha hecho con uno de sus grandes amigos y compañeros.
Con la victoria en Lovaina, van der Poel sumó su octavo título mundial, seis en ciclocross, uno en carretera y ahora uno en gravel.
Freddy Ovett, ciclista australiano de carretera y gravel y amigo íntimo de van der Poel, compartió una imagen de éste entrenando en caminos de grava, luciendo con orgullo las rayas arco iris una vez más. Ovett, de 30 años, celebró el último logro de su amigo mostrando su familiar presencia con el maillot arco iris, recordando a los aficionados la inigualable versatilidad de van der Poel.
En las redes sociales, hemos visto a van der Poel de vuelta con su equipación habitual del Alpecin-Deceuninck durante los entrenamientos en carretera, pero los aficionados pueden esperar verle de nuevo con las rayas arcoíris si regresa al ciclocross este invierno. Como vigente campeón del mundo tanto de gravel como de ciclocross, tiene derecho a llevar el emblemático maillot en ambas disciplinas.
Si el Mundial de Gravel se hubiera celebrado antes que el de carretera en Zúrich, van der Poel habría tenido los tres maillots arcoíris al mismo tiempo, una hazaña que no habría tenido precedentes.