Tadej Pogacar está escribiendo capítulos de la historia del ciclismo a un ritmo vertiginoso. En 2024, completó una de las mejores temporadas individuales que hemos visto nunca, por no decir la mejor. Sus padres, Mirko y Marjeta, hablaron recientemente sobre los inicios de la superestrella en el mundo del deporte de la bicicleta.
"Había un tipo en el barrio que tenía un monociclo, y una vez vino a un evento con él", recuerda Marjeta en una entrevista para Cycling Weekly. "Enseñó a la gente a montarlo, y a nuestros hijos les interesó mucho. Querían aprender, así que les compramos uno". La rivalidad entre hermanos pronto hizo necesario un segundo monociclo, y en poco tiempo, Tadej, de 10 años, y su hermano mayor, Tilen, dominaban el arte de montar en una rueda en su ciudad natal de Komenda, una pequeña comunidad de apenas 6.000 habitantes.
"Si ahora les dieras un monociclo, aún podrían montarlo, siempre estaban practicando", añade Marjeta. Recuerda con cariño sus creativas opciones de transporte. "Cuando les decíamos a Tadej y Tilen que fueran a por leche, decían: 'Es muy difícil ir andando. Es más fácil ir en bici', así que iban en monociclo", se ríe.
El hogar de los Pogacar era siempre animado, lleno de juegos y actividades. "Siempre jugábamos juntos con nuestros hijos: deportes, cartas, juegos de mesa, juegos de dados, íbamos a la granja de los padres de Mirko a recoger patatas", dice Marjeta. Tadej y Tilen tenían entre sus aficiones infantiles Pokemon, Lego y Beyblades, pero evitaban aprender francés. "Entiendo por qué", explica Marjeta. "Es porque cuando se portaban mal, yo empezaba a hablarles en francés, así que cuando oían francés, pensaban: 'Uh-oh, hemos hecho algo malo'".
Como muchos hermanos, el líder del UAE Team Emirates XRG siguió los pasos de Tilen en el deporte. "Tilen empezó a jugar al fútbol, y Tadej también", cuenta Marjetar. "Pero cuando Tilen vio que a Tadej le iba muy bien, dejó el equipo para unirse a uno de baloncesto". Aunque Tadej siguió con el fútbol durante un tiempo, Marjeta se sintió aliviada cuando se marchó. "El ambiente en el campo con los otros padres era muy desagradable, bastante agresivo, y no me gustaba", admite.
El cambio al ciclismo resultó ser un momento decisivo para la familia Pogacar, aunque conllevó dificultades económicas. "Estábamos muy contentos de que los dos empezaran a montar en bicicleta, pero no era barato", dice Marjeta. "Tuvimos mucha suerte de que el club ofreciera las bicicletas, las zapatillas y los cascos, de lo contrario habría sido demasiado caro y no habríamos podido permitírnoslo".
Para el joven Tadej, el ciclismo se convirtió rápidamente en una pasión. "Para Tadej, el ciclismo era lo más importante del mundo", recuerda Marjeta. "Siempre se gastaba el dinero que tenía en gafas de sol, calcetines o ruedas. Le daban 5 ó 10 euros por ganar una carrera cuando tenía 12 años, y eso aumentó cuando se hizo mayor; en poco tiempo, podía permitirse lo que quisiera".
La primera experiencia de los Pogacars con el Tour de Francia llegó por casualidad durante unas vacaciones familiares en 2011. "No teníamos intención de ver la carrera: ¡intentábamos llegar a Lyon!". recuerda Marjeta. Un costoso túnel de entrada a Francia desde Italia llevó a la familia a desviarse por Sestriere, donde el Tour les detuvo.
"En cuanto llegamos, la carretera estaba cortada por la carrera, y tuvimos la oportunidad de ver la etapa", explica Marjeta. "Fue el mejor día de nuestras vacaciones".