Jonas Abrahamsen llamó la atención de lleno al inicio del Tour de Francia 2024, terminando segundo en la etapa 2. Nunca volvió a estar tan cerca de la victoria, pero pudo terminar entre los 10 primeros de las clasificaciones por puntos y la de la montaña. Incluso llegó a poseer durante varios días el maillot rojo y blanco. En las últimas horas, la prestigiosa web Velo ha sacado a la luz los números que marcó el noruego en la pretemporada.
En la primera quincena de diciembre, Abrahamsen y sus compañeros de Uno-X Mobility dedicaron más de 60 horas a entrenarse en la isla española de Gran Canaria. Cada día, más de cuatro horas de actividad, incluyendo ciclismo, ejercicios en el gimnasio y carrera a pie. Aunque esta carga de trabajo es habitual para los profesionales del WorldTour durante los meses de invierno, el volumen de entrenamiento de Abrahamsen fue más allá de lo que la mayoría de los ciclistas suelen realizar en diciembre.
Tras regresar a Noruega, no tardó en reanudar su actividad. A lo largo del mes de diciembre, su empeño en mantener un alto volumen de entrenamiento se hizo evidente. Durante la primera semana en Gran Canaria, acumuló 33 horas y 7 minutos de entrenamiento. La segunda semana sumó otras 27 horas y 26 minutos. De vuelta a Noruega, sus sesiones de entrenamiento en pista cubierta durante la tercera semana sumaron 22 horas y 23 minutos, seguidas de 26 horas y 32 minutos en la última semana.
Un aspecto clave del enfoque de Abrahamsen era el entrenamiento con calor, un método en el que hacía hincapié incluso cuando entrenaba en pista cubierta. En sólo 21 días de sesiones en interior, consiguió completar 15 entrenamientos centrados en el calor. El entrenamiento térmico consiste en ejercitarse a temperaturas más elevadas para mejorar la capacidad del cuerpo para regular el calor, mejorando la resistencia y el rendimiento en condiciones más cálidas, y esta forma de preparación es crucial para los ciclistas que aspiran a destacar en climas cálidos o durante las exigentes carreras de verano.
El entrenamiento de fuerza también desempeñó un papel importante en la rutina invernal de Abraham, con ejercicios como las estocadas y las sentadillas. Incluso durante los entrenamientos a intervalos, su rendimiento demostró su notable forma física. En una sesión, pasó 2 horas y 29 minutos en la bicicleta, manteniendo una potencia media de 325 vatios (lo que equivale a 4,2 vatios por kilogramo) y una potencia normalizada de 348 vatios (4,5 vatios por kilogramo), con una frecuencia cardiaca media de 132 pulsaciones por minuto. Sin duda, estas cifras ponen de manifiesto lo que se necesita para competir en el Tour de Francia.