Un pinchazo, un cambio de bicicleta, una persecución furiosa y un segundo puesto en el sprint final: Los últimos kilómetros de
Caleb Ewan en la
Ronde van Limburg distaron mucho de ser ideales. Por eso, el corredor de 28 años no está demasiado decepcionado por este resultado, dadas las desfavorables circunstancias.
A falta de ocho kilómetros, Ewan parecía no tener problemas, pero entonces empezaron las desgracias. "Nos fuimos a la derecha, a la carretera estrecha, y de repente tuve que desviarme hacia la sección de grava. Entonces pinché. Sabía que teníamos el coche número 17 y que nos llevaría mucho tiempo cambiar de bici. Por eso cogí la bici de mi compañero de equipo Jarrad Drizners, pero era mucho más grande que la mía".
"En un momento dado vi a Michael Schwarzmann. La bici de Michael me iba mejor, así que decidí cambiar de nuevo, pero justo en ese momento llegó el coche del equipo. Pude coger de nuevo mi propia bicicleta, pero entonces me enfrenté a una dura persecución. El pelotón ya rodaba a toda velocidad en ese momento. Conseguí conectar de nuevo, pero para entonces ya estaba un poco cansado", explica Ewan sobre el complicado final de carrera.
Sin embargo, el australiano consiguió posicionarse bien para el sprint. "Rüdiger Selig siguió haciendo un gran trabajo y consiguió devolverme a la cabeza. Después he tenido unos segundos para recuperar el aliento, pero he sentido las piernas en el sprint. Entonces no es un mal resultado, dadas las circunstancias".