Tadej Pogacar ganó el
Mundial de Zúrich2024 con un brutal ataque lejanísimo que ha hecho que los analistas de ciclismo de todo el mundo se vuelvan completamente locos. Es el caso de los compañeros de L'Equipe, que han ensalzado como merece el triunfo de esloveno.
"Olvidemos por un momento la historia, los kilómetros, las estrategias, e intentemos aferrarnos a un trozo de esta pura locura, de esta furia, porque es raro vivir algo que se acerque tanto a la belleza absoluta, a la esencia del ciclismo en general, y a un campeonato del mundo en particular", escribía este lunes L'Équipe tras el triunfo del esloveno.
"Tadej Pogacar fue definitivamente a por sus gargantas antes de que pudieran siquiera sacar sus navajas, pero ¿cómo podían Remco Evenepoel y Mathieu van der Poel pensar que podrían darle siquiera un metro de libertad? El belga admitió tras la llegada que pensaba que era una misión suicida".
En realidad, la respuesta a por qué no tuvo una respuesta inmediata de sus principales rivales es bastante sencilla: No creían que un ataque tan lejos de la meta pudiera tener éxito, especialmente cuando aún había varios domestiques capaces de apoyar los esfuerzos perseguidores del pelotón. Fue un movimiento que pareció ilógico y "estúpido", según el propio Pogacar; pero de vez en cuando el riesgo recompensa a los valientes. Hay que decir que tener el poder de Pogacar hace mucho más fácil que el riesgo se vea recompensado...
"Pogacar asumió el riesgo de saltar al vacío, donde sus rivales no estaban preparados, lo que les costó la victoria. Luego intentaron en vano seguir adelante, pero la dureza de la ruta acabó con los hombres que quedaban. Ya no tenían recursos para volver, y a partir de ahí, sálvese quien pueda, lo que arruinó cualquier colaboración". Hay que decir que, visto el poderío del esloveno, se podría argumentar que, sobre el papel, podría tener la posibilidad de atacar más adelante en la carrera y tener la capacidad de hacer el mismo daño aunque sus rivales estuvieran preparados para ello.
Las actuaciones de Pogacar en la escalada este año no han tenido parangón y, aunque el recorrido de Zúrich no era el más duro, demostró ser lo suficientemente duro como para utilizarlo a su favor, logrando una victoria que marcará su carrera pero que también le verá por primera vez enfundarse el maillot arco iris; tomando el relevo de Mathieu van der Poel. "En Suiza, tras una feroz batalla, convirtió en esclavos a los mejores corredores del mundo. Pronto se acabarán las referencias al pasado, las comparaciones. Ahora la historia le pertenece a él".