En la reciente edición de la
Strade Bianche, mientras Tadej Pogacar parecía imbatible, se desarrolló una intensa lucha por los lugares restantes en el podio. Aunque los seguidores franceses depositaron muchas esperanzas en Julian Alaphilippe, fueron finalmente Lenny Martinez y Benoit Cosnefroy quienes enarbolaron con orgullo la bandera de su país.
"La salida fue muy rápida, sin ninguna escapada real", afirma en la página web de su equipo. "El ritmo era extrañamente alto. Al principio parecía que estábamos corriendo una clásica belga o una carrera como la París-Roubaix. Estaba muy nervioso. Tuve muchas dificultades en las primeras rampas. Me costó recuperar la posición, pero luego fui avanzando grupo tras grupo. Fue realmente caótico".
Martinez era consciente de que no podía hacer nada contra Pogacar el sábado por la tarde. "En un momento dado oí por la radio que rodaba dos o tres minutos por delante de nosotros, aunque también íbamos rápido. Tadej rodaba a otro nivel. Una vez que nos metimos en la persecución, hacía tiempo que había abandonado la idea de ganar. El grupo seguía atacándose mucho, para luego volver a mirarse".