La madre de Tom Pidcock confiesa como organizó el increíble podium de La Vuelta 2025 - “Solo quería aplaudir y abrazar a mi hijo”

La Vuelta a España 2025 no terminó en Madrid, sino en sus afueras, al no poder el pelotón alcanzar la capital tras 21 días de montaña rusa competitiva. Las protestas contra Israel - Premier Tech y los organizadores marcaron la carrera, y la etapa final tuvo que cancelarse después de que manifestantes destruyeran el recorrido, imposibilitando la ceremonia del podio. Eso dio pie a quizá la ceremonia más insólita en la historia de una grande, celebrada en el hotel del Team Visma | Lease a Bike… impulsada por la madre de Tom Pidcock.

Con el pelotón detenido en seco, reinó la incertidumbre. La etapa 21 nunca llegó a arrancar y el final resultó tan anticlimático como cabía esperar. Con las retransmisiones apagándose en todo el mundo, el pelotón concluyó la última gran vuelta del año no en las calles de la capital, sino en los coches de equipo camino de sus hoteles. Fue un momento triste para muchos, tras tres semanas de esfuerzo sin el merecido colofón. Pero entre el disgusto surgieron voces de acción.

“Le dije a Ivan (Glasenberg, propietario del Q36.5 Pro Cycling Team): ‘esto no es justo, estos chicos se han dejado el alma y les han robado su gloria’. Le dije que deberíamos organizar un podio”, relató Sonja, la madre de Tom Pidcock, a CyclingWeekly, que reconstruyó cómo se gestó aquel momento. El británico se abrió paso hasta su primer podio en una gran vuelta y, de no haberlo logrado, quizá nada de esto habría ocurrido. Aquella idea inicial desencadenó una cadena de eventos que culminó en la ceremonia improvisada.

Glasenberg contactó con Richard Plugge, CEO del Team Visma | Lease a Bike, y en cuestión de minutos se activaron los enlaces entre varias escuadras. Lidl-Trek, Q36.5 Pro Cycling Team, UAE Team Emirates - XRG e Israel - Premier Tech participaron en distinto grado, ya que sus corredores habían ganado oficialmente su lugar en el podio.

Visma tomó la iniciativa y Jasper Saejis, responsable de negocio del equipo neerlandés, coordinó gran parte de la logística. “Dije: si lo hacemos, hay que hacerlo bien. Nunca íbamos a tener la misma calidad que la celebración real, pero todos los que hicieron especial esta Vuelta merecían algún tipo de homenaje. Jonas [Vingegaard] ya estaba con ropa de calle y le dije que tenía que ponerse el maillot y prepararse para una ceremonia.”

No hubo televisiones y solo unos pocos medios presenciaron lo que ocurrió, en un ambiente deliberadamente discreto, ya que Matthew Riccitello, de Israel - Premier Tech, iba a estar presente y los manifestantes buscaban activamente boicotear cualquier acción del equipo.

Finalmente, en la reunión del hotel de Visma llegó un representante de la carrera con los trofeos, y se montó in situ un decorado de podio improvisado, ya de noche.

En el documental de la Vuelta de Visma pueden verse muchas imágenes de aquel acto y de cómo acabó siendo especial. Pero es innegable que el desenlace dejó dolidos a muchos, incluido Jonas Vingegaard, que por momentos pensó que se quedaría sin celebración.

Así lo describió en una entrevista reciente: “Al final, creo que también fue justo decir que fue una celebración histórica. Pero obviamente, lo que pasó fue una vergüenza para el ciclismo. También recuerdo que, cuando regresamos al hotel, había muchas incógnitas porque no estaba claro qué ocurriría. Me senté al fondo del autobús y me quedé allí un rato”.

Al final, Sonja Pidcock fue reconocida como la figura clave detrás de la ceremonia, por su papel organizativo y por plantar la semilla. Cree que Jonas Vingegaard también lo percibió en algún punto: “Nunca había conocido a Jonas, pero cuando bajó del bus de Visma con el culotte puesto, me miró sonriendo desde el aparcamiento”, recuerda. “Se lo señalé a Giles y me di cuenta de que Jonas probablemente era el único con la sensibilidad de una madre allí. Richard debió decirle que fue idea de la madre de Tom y él me estaba dando las gracias. Fue precioso, muy tierno.”

Ambos padres del británico estaban en Madrid y acabaron viviendo una ceremonia más cercana e íntima con su hijo en el ‘podio’ de lo que hubieran tenido en la capital: “Yo solo quería aplaudir y abrazar a mi hijo, pero al final todos crearon un momento fabuloso. Si hubiera sido en Madrid, habría sido inmenso, pero habrían celebrado ante miles de desconocidos y nosotros ni nos habríamos acercado. Tal y como ocurrió, los ciclistas celebraron con quienes más importan, y se veía en sus sonrisas lo felices que estaban.”