Remco Evenepoel llegó al mundo del ciclismo muy joven y con muchas expectativas puestas en él. Esto hizo que todas las miradas estuvieran puestas en él en todo momento, y durante sus primeros años también fue tildado a menudo de arrogante entre los aficionados a este deporte.
Evenepoel piensa que fue en 2022 cuando todo cambió. Allí ganó, entre otras, la Lieja-Bastoña-Lieja, la Clásica de San Sebastián y la Vuelta a España con una forma de correr más controlada y tranquila de lo que solía hacer.
"Todo fue perfecto, había demostrado lo que podía hacer, la presión había desaparecido", declaró a Het Laatste Nieuws. "Ahora sí que era capaz de dar lo que se esperaba de mí. Entonces apareció un Remco diferente. ¿Más maduro? Tal vez". Consistente después de todo, un aspirante a las Grandes Vueltas probado también, y alguien que logró lo que se esperaba de él. En los años siguientes ganaría mucho más, incluidos tres títulos mundiales y ahora también dos títulos olímpicos.
"Sí, he cambiado con los años. Ha sido un proceso por el que he pasado. Al principio de mi carrera podía ser bastante movido, un tipo duro. Y sé que a veces la gente podía encontrarme difícil de entender, me atrevía a hacerme valer, también en los medios de comunicación. He oído que la gente me consideraba arrogante. Quizá yo mismo provoqué esas reacciones, ahora me doy cuenta", admite.
Parte de este cambio consiste en admitirse a sí mismo que, a pesar de tener mucho éxito, sigue sin estar en lo más alto de la cadena de este deporte y que suele haber alguien por encima de él. "Pero ahora la gente se ha dado cuenta de que yo también me doy cuenta de lo que digo. Y mi ego ya no se apodera de mí. Ahora puedo admitir que no era lo bastante bueno para ganar a Tadej, por ejemplo. Y muchos adversarios del principio ahora también se han convertido en partidarios".
Evenepoel también está agradecido a su mujer en lo que respecta a este cambio de mentalidad, después de que también se casaran en 2022: "Desde que me casé con Oumi, tengo una mentalidad diferente. Tiene que ver con la cultura árabe que ella me introdujo. Aprendí de Oumi que sólo debo controlar lo que se puede controlar. Eso fue difícil al principio, los años anteriores a mi matrimonio yo era diferente".
"Después de mi caída en Lombardía (en 2020, donde cayó por un barranco y se rompió el fémur, ed.) quería demasiado, demasiado rápido. Me precipité. Cuando me di cuenta de que también podía ver las cosas con más calma, empecé a rendir mejor, me esforcé al máximo."