Egan Bernal fue el vencedor del
Giro de Italia en 2021, pero pocos meses después sufrió una grave caída que puso en riesgo su vida y marcó un antes y un después en su carrera. Cuatro años más tarde, regresa a la Corsa Rosa, no con las mismas aspiraciones de entonces, pero sí con optimismo, buena forma y, según sus propias palabras, en constante progresión.
«Sigo creyendo, esa es mi esperanza. Continúo mejorando. Además, ahora disfruto más del ciclismo que cuando ganaba», aseguró Bernal, uno de los protagonistas en la rueda de prensa previa al inicio del Giro. Al igual que Richard Carapaz, preparó la carrera en altitud en Sudamérica: «Entrené allí, mi casa está a 2.600 metros sobre el nivel del mar, así que fue más que suficiente. Hice una preparación de calidad, dentro de lo normal».
Rejuvenecido tanto física como mentalmente, el colombiano toma la salida del Giro como colíder del INEOS Grenadiers junto a Thymen Arensman, luciendo además el maillot de campeón nacional. «He contado con el respaldo del equipo en las últimas dos semanas, y sí, ahora estamos aquí».
Sobre su compañero Arensman, segundo en el reciente Tour de los Alpes, Bernal comentó: «Es un gran corredor, muy fuerte y con un futuro prometedor. Yo también estoy aquí para ayudarle a hacer una buena clasificación general. Tenemos muchas oportunidades por delante, y con todos los corredores fuertes que tenemos, debemos correr con inteligencia y aprovechar cada ocasión que se presente».
Tras sufrir una caída en su primera carrera europea del año, la Clásica Jaén Paraíso Interior, Bernal llega al Giro con solo diez días de competición en las piernas. No obstante, en ese reducido calendario ha logrado dos títulos nacionales —en ruta y contrarreloj—, además de un séptimo puesto en la Volta a Catalunya, donde dejó buenas sensaciones. Todo indica que podría aspirar a un resultado similar en las próximas semanas.