Como la mayoría de grandes carreras del calendario internacional, la Paris-Roubaix incluye una prueba amateur el día antes de la prueba oficial para todos aquellos aficionados que quieran enfrentarse al recorrido del 'Infierno del Norte' a través de la
Paris-Roubaix Challenge.
Los cicloturistas pueden elegir entre tres posibles recorridos: 70 kilómetros con 8 secciones de pavé, 145 kilómetros con 19 secciones de pavé o 170 km con las mismas 29 secciones de pavé que afrontan los profesionales. Todas las pruebas, por su puesto, acaban en el mítico velódromo de Roubaix.
Tras la prueba, pudimos conversar en el bar que hay al lado del velódromo con un grupo de italianos que bebían unas merecidas cervezas tras la paliza de 145 kilómetros con 19 secciones adoquinadas que se había metido entre pecho y espalda y nos daban la clave para poder superar la prueba.
"Hay que prepararse muy bien las manos y la espalda. Hay que entrenar mucho esas dos partes del cuerpo. Con las manos es una absoluta locura y si no se llega preparado se sufre mucho. El traqueteo de los adoquines también hace mucho daño en la espalda, así que hay que dedicarle meses de trabajo para no abandonar", comentaba Alfredo, un jubilado de Lucca que acudió a la prueba con un grupo de amigos.
También pudimos hablar con Gonzalo y Joaquín, dos asturianos que se decidieron también por la prueba de 145 kilómetros y que llegaron con muy buen aspecto a la línea de meta: "Ha sido una experiencia fantástica, habíamos corrido en Lieja y en Flandes, pero esto es completamente diferente, el pavé es una auténtica locura y hay que venir muy bien preparado y con una bicicleta acondicionada para no pasarlo mal".
Cientos fueron los cicloturistas que realizaron la espectacular prueba en la previa de la Paris-Roubaix en un día que no olvidarán en sus vidas.