Tras la primera etapa, Michel Wuyts ha criticado bastante la táctica de
Jumbo-Visma. Tras una segunda etapa en la que el tema principal del día giró en torno a eso, sin sorpresa alguna llegan más quejas desde el campo flamenco hacia
Jonas Vingegaard.
"A Van Aert le gusta estar al servicio del equipo. Al líder Vingegaard parece que eso le gusta mucho menos. Se negó a tomar el relevo, no lo entiendo", escribió Wuyts para Het Laatste Nieuws. "Es una pena. La decepción en los salones flamencos debe de haber sido enorme. Todo salió según lo previsto. Sus compañeros hicieron lo que pudieron, excepto uno. Vingegaard sigue en la panza del grupo. Si pasa la cuenta, le faltará un hombre para cerrar la brecha. En mi opinión, es un líder débil".
La opinión resume bien los pensamientos de algunos aficionados en Bélgica, que se han hecho oír a lo largo de este fin de semana en el País Vasco, ya que en ambas etapas van Aert sobrevivió a las subidas para estar en liza por la victoria de etapa, pero en ambas triunfó un ataque tardío. En ambas ocasiones, Jonas Vingegaard no tiró de los grupos perseguidores, pero sí cubrió los ataques de Tadej Pogacar y no le permitió subir por la carretera, algo que, sin embargo, aprovecharon otros corredores que se aprovecharon de la situación.
"Ayer se podía decir que era un pedazo de geometría, pero hoy tenía que poner toda la carne en el asador. Tiene que demostrar que es un líder digno", argumentó Wuyts, después de que a van Aert se le escapara la victoria de etapa por cuestión de unos metros mientras Victor Lafay aguantaba el grupo. "Esto es un bajón para la personalidad del danés. Creo que Wout participará en los sprints masivos de los próximos días. Espero que reciba apoyo. Van Aert es un tipo que se alimenta de la venganza. La garantía de ganancia es algo menor. Cada vez es más difícil".