Jay Vine se encuentra ahora en la
Vuelta a España donde está a punto de llevarse el maillot de lunares de la clasificación de la montaña. Pero unos meses antes, en las carreteras de la
Itzulia, el australiano sufrió una caída que estuvo a punto de costarle la vida. El ciclista del
UAE Team Emirates ha contado ahora cómo vivió esos momentos en primera persona, sabiendo que podría no volver a montarse en una bicicleta nunca más en su vida y estando su mejor embarazada de su primer hijo.
"No me lo habían dicho, pero le decían a mi mujer que aún no estaba fuera de peligro y que quizá no lo consiguiera". ¿Temían por su vida? "Sí", continúa. "No sabían si la inflamación se había estabilizado o si iba a continuar y paralizarme o acabar conmigo".
"Por desgracia o por suerte, lo recuerdo todo", dice Vine. "Recuerdo que intenté frenar cuando una oleada de gente se me cruzó, y luego golpeé raíces y grava. Luego vino un tipo del Lidl-Trek por mi derecha y Vingegaard estaba a mi izquierda. Intenté seguir recto y saltar una cuneta, pero acabé en la zanja". Durante el accidente, Vine no perdió el conocimiento en ningún momento, pero debido al fuerte dolor no se atrevió a moverse hasta que los médicos se lo llevaron detenido.
Vine pensó inmediatamente en su mujer, embarazada. "Tenemos la norma de enviarle siempre un mensaje diciendo 'a salvo' después de una carrera, porque es un deporte peligroso, pero yo no tenía mi teléfono. Me sentí fatal", explica. Bre Vine se desplazó inmediatamente a Bilbao para estar al lado de su marido. "Cuando llegó, yo entraba y salía de la conciencia", continúa Vine. "Se negaba a irse y yo le decía que por favor se fuera a dormir, pero ahora entiendo por qué no quería: no sabía lo que me iba a pasar".
Cuarenta y ocho horas después del accidente, los médicos locales y los expertos de UAE y Barcelona a los que había consultado su equipo coincidieron en que no necesitaría cirugía de columna. "Fueron muy buenas noticias, porque si me hubieran tenido que fusionar la columna, no habría podido continuar mi carrera ciclista", afirma.
Sin embargo, a base de pequeños pasos, el australiano pudo reanudar lentamente los entrenamientos ya en mayo. En agosto, cuatro meses después de su caída, ya fue capaz de ganar una contrarreloj en la Vuelta a Burgos. Y ahora está corriendo la Vuelta a España con el maillot de lunares. "No me hacía ilusiones de que me hubieran traído aquí para ayudar a los chicos, y estoy muy orgulloso de poder hacerlo", dice Vine con modestia.
Por encima de todo, Vine está emocionado por haber dado la bienvenida a su primer hijo - un niño llamado Harrison - sólo dos días antes del comienzo de la Vuelta. "Es perfecto, precioso y feliz", sonríe. "Y gracias a Dios es perfecto porque no sé cómo estaría si no lo fuera".