"Jan Ullrich es un ejemplo de los peligros del deporte de alto rendimiento" - La confesión doping del alemán ha dado mucho de qué hablar

A principios de esta semana, Jan Ullrich admitió por primera vez haberse dopado cuando estaba en su mejor momento. Aunque muchos ya lo sospechaban, para el periodista de investigación Hajo Seppelt, la confesión es más una advertencia que un triunfo para el mundo del ciclismo.

"En cuanto a la repercusión pública, yo no la sobrevaloraría, porque en última instancia todo el mundo ya lo sabía", analiza Seppelt en conversación con Eurosport. "Pero para él personalmente, en mi opinión, es importante que la frase se haya dicho una vez: para que no se le pregunte constantemente por qué no la dice".

Ullrich fue uno de los grandes ciclistas de su época y, junto a su gran rival y luego gran amigo Lance Armstrong, protagonizó muchas batallas memorables. Sin embargo, ahora que ambos han admitido haberse dopado, el legado de su histórica rivalidad se ha visto empañado, a pesar de que nos brindó algunas de las carreras más entretenidas jamás vistas.

"Jan Ullrich es un ejemplo de los peligros del deporte de alto rendimiento y de cómo allí se suele aconsejar mal a la gente y se la deja sola", dice Seppelt. "Creo que tuvo muy malos asesores que, desde mi punto de vista, no eran intelectualmente adecuados para llevarle por el buen camino, que ellos mismos tenían interés en que las cosas no se aclararan, que ganaron mucho dinero con él y que, además, simplemente sólo podían estar completamente desbordados. Personalmente puedo entender que uno pueda descarriarse como lo hizo Ullrich. Entonces vivía en un mundo diferente".

Sin embargo, la gran pregunta es si el dopaje sigue existiendo en el pelotón actual. Seppelt no lo cree así. "En realidad creo que el dopaje en el ciclismo ya no es tan sistémico y sistemático como hace 20 o 30 años. En este sentido, ya ha habido tormentas de limpieza", aclara.

"Pero dudo mucho que la mentalidad en el deporte haya cambiado. Más bien se trata del miedo a ser descubierto, al ostracismo social, a arruinarse la vida, sobre todo en Alemania, donde estas cosas se persiguen con especial ahínco", concluye Seppelt. "El dopaje sólo se convierte en perjudicial para el negocio si se hace público. Por lo demás, todo el mundo se beneficia porque mejora el rendimiento. Los daños colaterales, como los riesgos para la salud y, en casos concretos, la muerte, se suprimen o incluso se aceptan".

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